El premio «Príncipe de Asturias» de las Artes vive su retiro de los escenarios en paz consigo mismo, alejando cualquier tentación de volver, dedicando el tiempo a encontrarse y consciente de que la industria discográfica que conoció durante sesenta años (su primera grabación se editó en 1965) ha cambiado tanto que «el hecho de grabar un disco» no le hace hoy «demasiada ilusión».

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