Keltse es una joven vasca que, por una inesperada vuelta del destino, se encontró viviendo en Nueva York después de ganar la Green Card lottery. Su vida en la gran manzana ha estado llena de sorpresas, pero ninguna como la que vivió recientemente en un concierto del icónico grupo de rock español, Mägo de Oz.
Todo comenzó cuando Keltse se enteró de que Mägo de Oz iba a dar un concierto en la ciudad. Como fanática de la banda desde su juventud, la emoción la invadió. Sin embargo, el martes, justo un día antes del concierto, se anunció la cancelación del evento por problemas en la sala.
A pesar de la decepción, el grupo reprogramó el concierto para el miércoles. La joven, sin embargo, se encontró en una encrucijada: no tenía con quién ir. A muchos les hubiera dado miedo asistir sola a un evento de tal magnitud, pero Keltse decidió que no dejaría pasar la oportunidad.
Como un guiño a sus raíces vascas, Keltse decidió llevar consigo una ikurriña, la bandera de su tierra natal. «Se me ocurrió llevar la ikurriña, yo qué sé, pero me pareció buena idea», comentó. Esta simple decisión resultaría ser la chispa que encendería una anécdota memorable.
«La ikurriña»
El ambiente del concierto era electrizante, lleno de energía y con un público entusiasta. Cuando Mägo de Oz comenzó a tocar sus primeras canciones, Keltse se dejó llevar por la música y la emoción del momento. Sin embargo, fue durante una de las pausas entre canciones que su bandera cobró protagonismo.
Al levantar la ikurriña, se dio cuenta de que no pasó desapercibida entre los demás asistentes. La bandera vasca, brillante y distintiva, atrajo la atención de la banda y del público. El cantante de Mägo de Oz, al ver la ikurriña, no pudo evitar hacer un comentario enérgico que resonó en el auditorio.
«¿Los de Bilbao qué hacéis en todos los sitios del mundo?». La frase, acompañada de risas y aplausos, creó un ambiente de camaradería entre los asistentes, uniendo a los fans de diferentes nacionalidades bajo un mismo sentimiento. Para Keltse, ese momento fue mágico; no solo se sentía representada, sino que también experimentaba un fuerte sentido de pertenencia, incluso en un lugar tan lejano como Nueva York.
Este encuentro también refleja un aspecto muy interesante de la diáspora vasca. A pesar de la distancia, la cultura y las tradiciones de la región perduran en la memoria de aquellos que han dejado su hogar. La ikurriña se convirtió en un símbolo de esa conexión, no solo para Keltse, sino también para otros vascos que podían estar en la audiencia o para cualquier persona que entendiera el significado de la bandera.
Mägo de Oz en Nueva York
Keltse se fue del concierto con una sonrisa, no solo por la música que había disfrutado, sino por la conexión que había establecido. La experiencia de asistir sola a un concierto y alzar la ikurriña se transformó en una anécdota que compartiría con amigos y familiares, un relato que quedaría grabado en su memoria para siempre.
Vivir en Nueva York le ha ofrecido a Keltse muchas oportunidades, y este concierto de Mägo de Oz fue uno de esos momentos que encapsulan la magia de la vida. A veces, hay que aventurarse fuera de la zona de confort, y en su caso, ese pequeño gesto de llevar la bandera vasca la llevó a vivir una experiencia que resuena más allá de las fronteras y el idioma.