La barriada de Murillo, o los verdes, como se le llama por el color de sus edificios, ha vuelto a protagonizar titulares esta semana por un suceso negativo. Un tiroteo con armas semiautomáticas entre clanes rivales de la droga, que desencadenó además una contundente operación policial en varias fases días después. Una situación que vuelve a estigmatizar a sus habitantes, una mayoría más silenciosa que los delincuentes.

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