La marcha de Teresa Ribera a la Comisión Europea obliga a una remodelación de Gobierno que en estos momentos Pedro Sánchez se inclina por limitar a su cartera. Pieza por pieza, sin extender los cambios a más ministros. Algo que no acaban de ver todos en el Gobierno y que chocaría con los planes del presidente del Gobierno para el PSOE, donde prevé una renovación profunda de la ejecutiva en el congreso federal de Sevilla.
Lo que también ponen sobre la mesa miembros del Ejecutivo es que con la salida de Ribera del Gobierno se abre la puerta a trocear parte de las competencias ahora incluidas en la vicepresidencia tercera de Transición Ecológica. Con la posibilidad de que algunas de ellas pasen a la cartera de Transportes, algo que ven factible en el ministerio dirigido por Óscar Puente.
El trasvase de competencias a Transportes se centraría principalmente en lo referente a la infraestructura de los puntos de recarga para acelerar la introducción del vehículo eléctrico. Un impulso que han demandado varios presidentes autonómicos en sus reuniones bilaterales con Pedro Sánchez durante las últimas semanas. Fuentes del Gobierno llaman la atención también sobre el debate de que no sea el mismo ministerio el que realiza las declaraciones de impacto ambiental y el impulso de la ejecución de algunos proyectos, así como la presión de Bruselas para avanzar de manera decidida en el despliegue estas infraestructuras.
El pasado mes de septiembre, el Consejo de Ministros aprobó la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 en el que se ratifica el objetivo de alcanzar los 5,5 millones de vehículos eléctricos al final de la década (frente a los en torno a 220.000 automóviles eléctricos en circulación en las carreteras españolas). Para ello habría que multiplicar de forma exponencial los puntos de recarga, tanto en las carreteras como en los centros urbanos. Y aun así, tanto desde el sector energético como desde el de automoción, se ve casi imposible cumplir esa meta de expansión del parque de automóviles electrificados hasta final de la década.
El ‘modelo Calviño’
Cuando se produjo el relevo quirúrgico de Nadia Calviño al inicio de la legislatura, por su nombramiento al frente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Pedro Sánchez ya aprovechó para ascender a María Jesús Montero como vicepresidenta primera. Asimismo troceó sus competencias, con Economía en la cartera para la que nombró a Carlos Cuerpo y Función Pública que pasó de Hacienda a ser asumida por el entonces ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá, y que ahora está comandada por Óscar López.
Con el reemplazo de Teresa Ribera, que se prevé para principios de diciembre tras asumir en Bruselas la viceprsidencia ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva y también la cartera de Competencia, queda en el aire si se mantendrá la vicepresidencia tercera o si la asumirá la persona que la releve, y sobre quien Sánchez todavía no ha dado pistas. En lo que no habrá cambios en la cuota de Gobierno que corresponde al socio minoritario de Sumar, encabezada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo Yolanda Díaz.
Más peso político, más peso del PSOE
En las filas socialistas normalizan que vaya a haber cambios de calado en el núcleo duro de Ferraz, mientras que en el Ejecutivo los colaboradores del presidente evitan calibrar el alcance de la crisis de Gobierno. Todo ello en un contexto marcado por la debilidad parlamentaria del Gobierno, con los Presupuestos de 2025 en el aire y la determinación de resistir hasta el final de la legislatura.
Sánchez mostró su apuesta por perfiles con más peso político para actuar como parachoques cuando eligió a Óscar López, pata negra del PSOE y hasta ese momento su jefe de Gabinete, para sustituir al ministro sin carné José Luis Escrivá en Transformación Digital y Función Pública. La decisión de recuperar como directora de la Guardia Civil a la hasta ahora diputada en el Congreso y secretaria general de los socialistas en Madrid ciudad, Mercedes González, fue en la misma línea. Al igual que el nuevo presidente de Adif, hasta entonces viceconsejero de Infraestructuras y Transportes del País Vasco por parte de la cuota del PSE, Luis Pedro Marco de la Peña.
Para la sustitución de Ribera desde el Ejecutivo se apunta a un perfil de más peso político que técnico. En la línea de Óscar López, quien tras su nombramiento ya mostró sus ganas de abandonar el silencio al que lo obligaba su anterior cargo como jefe del Gabinete de Sánchez para contrarrestar «las tonterías y los bulos» que atribuyó a la oposición.
A la espera de que Sánchez encaje las nuevas piezas en el PSOE y el Gobierno, se impone la lógica de mantener los vasos comunicantes entre Ferraz y Moncloa. Desde la última remodelación de la ejecutiva, aprobada en el marco de la Convención Política de A Coruña el pasado mes de enero, son un total de 13 los ministros socialistas con carné que forman parte de la ejecutiva. El doble de los que tenía y que se completó con secretarios de Estado para afianzar una estrategia de “unificación de las responsabilidades” orgánicas con las de Gobierno.