Un día el campeón de liga ACB y subcampeón de Euroliga, al siguiente «el mejor equipo de España». No son las doce pruebas de Hércules, pero al Leyma y al Coliseum se lo ha puesto empinado el inicio de campeonato en su estreno histórico en la liga Endesa. Hace tres semanas sorprendió a todo el baloncesto europeo con su tenacidad y competitividad y esa canasta de Yunio Barrueta que hizo morder el polvo a los blancos. Ahora les toca el más difícil todavía, esa máquina perfecta en la que se ha convertido el Unicaja de Ibon Navarro (19.00 horas, Movistar Deportes).
«¿Se puede jugar mejor el baloncesto?», se preguntaba hace menos de una semana un medio de comunicación de Málaga después de que los malacitanos acabasen de hacer trizas a Lleida, el otro recién ascendido a la ACB (101-56). 45 puntos de diferencia, por encima de la barrera de los 100. Todo para un equipo que en el mes de octubre ya cuenta en sus vitrinas con la Supercopa de España y la FIBA International Cup. Si en el Real Madrid había dudas e inestabilidad en pleno cambio de ciclo, en la Costa del Solo son todo certezas.
Son esos arietes ofensivos llamados Kendrick Perry y Kameron Taylor, es la inteligencia de Alberto Díaz o Jonathan Barreiro, es la amenaza latente de Killian Tillie, es el poderío interior de Balcerowski, Yankuba Sima o Tyson Pérez (David Kravish es baja por problema en la rodilla)… Son infinitos los argumentos de un equipo de ritmo, que quiere correr, que es una roca mental, en el que hay «feeling» y que tiene «una marcha más», como reconocía ayer Diego Epifanio. Cuatro partidos perdidos en toda la liga regular pasada, invicto en esta…
Y el Leyma llega al duelo después de pasar unos días en el rincón de pensar. Tras la nube Real Madrid, el partido de Gran Canaria empezó a bajarle y el de Andorra el mandó a un sótano oscuro. Derrota dura, de calado, llena de falta de acierto, pero sobre todo de errores, malas elecciones en la pista, falta de cintura. El Básquet Coruña va a perder, para su desgracia, muchos duelos esta temporada, es el sino de todos los equipos que pelean por la permanencia, pero las derrotas no deben ser así, de esas que hacen más difícil levantarse. La clave es cómo se curan las cicatrices.
La reflexión dejará paso esta tarde a la acción. Ante tal empresa, Diego Epifanio tiene un plan de partido y, sobre todo, pide a su equipo que sea fuerte, que no le afecten los golpes andaluces. También al Coliseum que ruja más que nunca y todo el tiempo. No se registrará el lleno del partido ante el Real Madrid, pero en las gradas habrá en torno a 8.500 espectadores. Pocas pistas de la ACB pueden ofrecer a día de hoy tal panorama.
Magia en las gradas y talento en la pista, ya que Diego Epifanio espera tirar un poco más de la cuerda de Olle Lundqvist y Trey Thompkins. Uno pujante, el otro talentoso y veterano. El técnico les rebajó la presión que soportan en sus hombros ante las expectativas y las dos últimas derrotas. La realidad es que el equipo necesita ese paso al frente, ese plus de calidad ante la cantidad de curvas que le esperan de aquí al final de esta temporada con el único objetivo de seguir un año más en la ACB.
Habrá tiempo para vivir tardes especiales, como la de Augusto Lima quien verá a los que hace unos meses eran sus compañeros. Es un jugador de los que dejan huella, se nota y ahora espera hacer lo mismo en A Coruña. En el bando contrario estarán Jonathan Barreiro, el niño prodigio de Cerceda, y Tyson Pérez, esa fuerza de la naturaleza macerada en el Santo Domingo de Betanzos. Hay partido, hay historias, hay una buena tarde de baloncesto que espera a la familia naranja en el Coliseum.