No habrá rendición, ni liberación de rehenes israelíes mientras Binyamín Netanyahu no se avenga a pactar un alto el fuego. Apenas un día después de la muerte de Yahia Sinwar, líder de Hamás e ideólogo de los atentados del 7 de octubre en el que murieron casi 1.300 personas, portavoces tanto de la milicia palestina, como del grupo paramilitar chií libanes Hizbulá, también enfrentado con el Estado hebreo en su frontera norte, han descartado por completo abandonar la lucha contra quien consideran su enemigo existencial, destacando que la suya es una lucha que no depende de liderazgos.
«Hamás es un movimiento de liberación dirigido por personas que buscan la libertad y la dignidad, y esto no se puede eliminar», ha destacado un comunicado firmado por el jefe de relaciones políticas e internacionales del buró político, Basem Naim. Las Brigadas Al Kassem, su brazo armado, han enfatizado que Israel «delira si piensa que asesinando a grandes líderes de la resistencia como Sinwar, Haniyeh, el Arouri y otros puede extinguir la llama de la resistencia u obligarla a replegarse». Más bien es todo lo contrario: continuarán «escalando» hasta que los «objetivos legítimos» del pueblo palestino «hayan sido conseguidos».
Acerca de la suerte de los cautivos israelíes, ninguna posibilidad de excarcelación por parte de Hamás mientras el Estado hebreo no acepte una tregua. Esta muerte, según sus palabras, «reforzará a la milicia», que no tiene ninguna intención de permitir a los cautivos el regreso a sus casas «antes del fin de la agresión a Gaza». Una negativa que se da de bruces con las peticiones del denominado Fórum de los Rehenes, la principal asociación de familiares de los cautivos, quienes han demandado al Gobierno israelí que «aproveche este gran avance para garantizar la vuelta» de los últimos presos. De las 251 personas secuestradas hace más de un año, 97 se hallan aún en Gaza, aunque 34 de ellos han sido ya declarados muertos por Israel. Hizbulá, por su parte, también ha emitido una declaración ofreciendo sus «más sentidas condolencias al luchador pueblo palestino, a los hermanos luchadores de Hamás y a la nación árabe», confirmando a su vez su «apoyo al pueblo palestino». El presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, ha admitido que «la noticia del líder palestino «es dolorosa para los buscadores de la libertad».
Consecuencias «inciertas»
Tras la muerte de Yahia Sinwar, un buen número de analistas han afirmado que las consecuencias de la acción militar quedan «inciertas». Michael Horowitz, experto en temas de seguridad de Le Beck International, ha destacado que Hamás se halla «considerablemente debilitado», pero ha advertido que no va a desaparecer «así como así». «Su control sobre el territorio permanece importante, en particular a través del control de la ayuda humanitaria», ha añadido el especialista en la región, David Khalfa. En la propia franja, los habitantes locales han expresado una tenue esperanza de que remita la violencia y las hostilidades, aunque sin mucha convicción. «Ahora que Sinuar ha sido asesinado, esperamos que la guerra se detendrá; ya no tienen ninguna razón para continuar con este genocidio», ha asegurado a France Presse Ali Chameli. Por el momento, nada semejante se ha traducido sobre el terreno. «La guerra no se ha detenido y las matanzas continúan con intensidad», ha constatado Jemaa Abú Mendi.
Desde el inicio de las operaciones militares israelíes en el territorio, alrededor de 42.500 palestinos, la mayoría civiles, han resultado muertos, según datos del Ministerio de Salud gazatí considerados fiables por la ONU.