Las Fuerzas de Defensa de Israel enfrentan el agotamiento de sus sistemas de defensa aérea tras años de hostilidades.

Hezbolá y Gaza saturan las defensas antiaéreas con misiles y cohetes

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atraviesan una crisis crítica en sus reservas de misiles tierra-aire. Más de un año de combates intensos contra Hezbolá y grupos militantes palestinos en Gaza han puesto a prueba los sistemas de defensa aérea israelíes. El diseño en capas de la defensa antimisiles, que depende en gran medida del sistema Cúpula de Hierro para interceptar cohetes de corto alcance, se ve desbordado. La capacidad de la Cúpula de Hierro ha sido cuestionada por el constante bombardeo de cohetes, y Hezbolá ha adoptado tácticas para atacar directamente estas baterías.

El sistema Cúpula de Hierro es vital para la protección contra ataques de corto alcance, pero la creciente frecuencia de lanzamientos ha puesto en riesgo su efectividad. Hezbolá ha introducido tácticas de supresión, que buscan neutralizar los lanzadores de misiles, complicando la operativa de las FDI.

El problema no se limita a los ataques de corto alcance. Sistemas de mayor nivel, como la Honda de David, el Arrow 3 y el Barak 8, han sufrido el impacto de los misiles balísticos lanzados desde YemenIrán y el sur del Líbano. Los ataques coordinados desde estos frentes han dañado la capacidad de respuesta de la defensa antimisiles.

Israel enfrenta desafíos para un ataque preventivo contra Irán

Ataque con docenas de cohetes desde Líbano al norte de Israel
El sistema antimisiles Cúpula de Hierro dispara misiles de interceptación mientras los cohetes son disparados desde el Líbano, como se ve sobre Kiryat Shmona, el 5 de marzo de 2024.
(crédito de la foto: AYAL MARGOLIN/FLASH90)

Esta presión sobre los sistemas de defensa ha generado dudas sobre la capacidad de Israel para realizar un ataque preventivo contra instalaciones nucleares iraníes. De acuerdo con un análisis del Financial Times, si Israel procediera con un ataque, Hezbolá podría intensificar los bombardeos en el norte, exacerbando la ya frágil situación de la defensa aérea.

El escenario contemplado por Estados Unidos incluye un ataque combinado de Irán y sus aliados, lo que sobrecargaría la red de defensa aérea. La intervención de fuerzas estadounidenses ha sido crucial en este frente, utilizando activos como los aviones de combate F-15 y destructores de la clase Arleigh Burke.

La participación estadounidense se ha intensificado aún más, con el despliegue de sistemas Patriot y THAAD en octubre de 2024. Este despliegue es parte de un esfuerzo por aliviar la presión sobre los recursos de defensa israelíes, que están al límite.

La tensión sobre las defensas antiaéreas estadounidenses es global

Hezbolá ataca a Israel con decenas de cohetes
Los cohetes disparados desde el sur del Líbano por Hezbolá son interceptados por la Cúpula de Hierro sobre la Alta Galilea el 27 de junio de 2024. (Jalaa Marey/AFP)

Los sistemas de defensa de Estados Unidos también enfrentan desafíos. El despliegue de sistemas Patriot y THAAD en Corea del SurArabia Saudita y Guam ha generado tensiones en la capacidad estadounidense para sostener estos esfuerzos. Además, el conflicto en Ucrania ha incrementado la demanda de recursos, agotando aún más los sistemas de defensa.

La base industrial estadounidense ha tenido dificultades para aumentar la producción de sistemas de defensa, lo que ha generado advertencias sobre la sostenibilidad de estos compromisos globales. El general retirado David Deptula ha señalado que el ejército estadounidense está al borde de sus capacidades, con serias implicaciones para su capacidad de respuesta ante nuevas amenazas.

En este escenario, tanto Israel como Estados Unidos enfrentan un desafío crítico para mantener sus redes de defensa aérea. A medida que las hostilidades en Oriente Medio se intensifican, la pregunta clave es cuánto tiempo podrá continuar Estados Unidos apoyando las defensas israelíes mientras mantiene sus propios intereses globales.

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