Conseguir que todas las piezas del puzzle encajen, que todo esté listo en el momento y en el lugar oportuno es el trabajo del equipo de producción del Festival Internacional de Flores de Córdoba Flora, una cita especialmente compleja porque trabaja con artistas, expertos en improvisar y cambiar los planes, y con un producto perecedero, las flores, como elemento central. En Flora, hay una directora de producción, Susana Moreno; un productor de campo, José Gutiérrez; una productora floral, Indira Anzola, y una productora artística, Sandra Álvarez, coordinadas todas por Lola Lizzi.
Según María Van den Eyden, directora del festival, «cada uno trabaja en su especialidad, pero hay un momento clave, el del montaje, en el que todos somos producción y siempre faltan manos porque hablamos de algo que está muy vivo, porque trabajamos al aire libre, nos influye la meteorología y hay miles de cambios de estructuras que pide el arquitecto, de flor que no llega y hay que sustituirla por otra… lo que exige actuar rápido y con mucha coordinación». Esto significa que el teléfono no deja de sonar a todas horas para aclarar dudas, para pedir autorización de gasto o consultar cambios. «Son tantos detalles que a veces te despiertas pensando si has colocado el logo correspondiente en el folleto o si has avisado a tal persona de que el camión llega a esta hora o la otra», comenta Lizzi divertida, «es un poco locura, sobre todo, en los primeros días del festival».
Las empresas de proveedores, una extensión
Los equipos de producción de plantilla tienen su extensión en las empresas de proveedores, la mayoría de Córdoba. Se encargan de construir las estructuras, los andamiajes, de los equipos de sonido, de iluminación, de la fotografía, y también hay «runners moviendo con dos furgonetas diariamente todo tipo de material, desde macetas a escaleras, herramientas o equipos de luz y sonido…». Además, hay un asistente vocal en cada patio que, coordinado por Sandra, informa de todas las necesidades que van surgiendo en los montajes.
Aunque los preparativos de Flora se empiezan con seis meses de antelación, todos coinciden en que cuesta que los artistas aterricen sus respectivos proyectos, por lo que el trabajo va in crescendo a medida que pasan los días. Este martes, con los artistas ya trabajando, fue imposible quedar en persona con Sandra Álvarez y con Indira Auzola, que andaba pendiente del reparto floral. «Mi trabajo consiste en la compra, mantenimiento y distribución de todos los elementos vegetales», explica por teléfono, «se intenta que se utilice material que dure lo más posible y no necesite mucha reposición, pero siempre hay una parte de flor más sensible». Este año hay más presupuesto y eso significa más flor. «La mayoría viene de España, gran parte de viveros de Córdoba Andalucía, pero también vienen de Holanda porque no la hay aquí o no tiene calidad o porque a veces es más sostenible traerla de fuera directamente».
La compra de flores en Holanda, recuerda Susana, se hace mediante subasta, así que «Indira tiene que estar viendo subidas y bajadas de precio como si fuera la Bolsa porque aunque algunas empresas hacen reserva, no siempre es así y no se pueden comprar flores con demasiada antelación».
200 calabazas para una instalación
El día que recepcionan la flor, es una locura desde las 6.00 de la mañana cuando llegan los camiones, hasta que se cortan los talles, se colocan en cubos con agua, se organizan las baldas, se meten en las cámaras de Mercacórdoba… Adquirir el material solicitado tiene sus curiosidades. La instalación de Emily Thompson, por ejemplo, necesita 200 calabazas. Todas ellas han sido seleccionadas por videoconferencia a un proveedor que las trajo ayer en su camión desde Burgos. Este año, el uso de vegetales, como las uvas que empleará Carolin Ruggaber en Orive, es una novedad.
Encajar todos los gastos al presupuesto es otro reto. Según Susana Moreno, esto se consigue «haciendo mil tablas de Excel con todos los listados de materiales, con los talleres de construcción de las estructuras para que los artistas controlen dónde gastan más y menos». Un arquitecto supervisa las estructuras y comprueba si son viables, si son seguras o no y realiza correcciones hasta última hora. Según José Gutiérrez, «si algo no puede ser, siempre buscamos otras posibilidades».
Permisos, dietas y hoteles
El equipo de producción no solo se encarga de las instalaciones. También de organizar las dietas y alojamientos de los artistas cuando vienen en verano y durante el concurso, de los permisos para mover los vehículos por el casco histórico, de seleccionar los perfiles del jurado que encajen con el certamen y cuyas agendas cuadren… o de cuestiones como las autorizaciones para publicar fotos de los niños que participan en los talleres. Lola Lizzi es quien coordina este año esas gestiones y destaca «la disposición y el compromiso de todo el personal, que se ofrece a colaborar para que las cosas salgan bien».
«Nuestro trabajo también va de hacer que los artistas entiendan que estamos en Córdoba y que hay cosas que en sus países se consiguen fácilmente y aquí no, por lo que hay que adaptarse y buscar otras opciones», comenta José Gutierrez, encargado de audiovisuales y de las actividades paralelas. Gutiérrez es cordobés, músico y profesor en la escuela Rock School, con experiencia en la producción de eventos musicales.
Un árbol de olivo muerto
Responsable del trabajo de campo, admite que entre sus tareas está la de negociar con los artistas porque todo lo que se imaginan no es viable y buscar otras opciones. Reciben peticiones complicadas como el árbol de olivo muerto para la instalación de este año en el Patio de los Naranjos que, según Indira, productora en Flora y profesional especializada en eventos florales, les llevó a contactar con varias fincas a través de diferentes chats hasta que lograron seleccionar uno por vídeollamada.
«Intentamos no improvisar mucho, tener toda la burocracia resuelta lo antes posible, las delegaciones del Ayuntamiento nos ayudan con eso, pero en un evento tan grande los imprevistos están a la orden del día», explica José. Para gestionar todos esos cambios de última hora, cada día hay una reunión de todos los responsables de área en Orive, donde se encuentra el cuartel general de Flora. Ahí se informa de las incidencias y la imaginación colectiva se pone a funcionar. Al final, de un modo u otro, entre todos dan con la solución. Lo importante es que el show debe continuar.
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