No hay duda, este próximo jueves, el Banco Central Europeo (BCE) volverá a recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos. Una decisión respaldada por la combinación de tres factores: una inflación más suave, un crecimiento más débil y la moderación del mercado laboral.
En su último encuentro el pasado 12 de septiembre, el organismo europeo ya rebajó sus proyecciones de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de la eurozona para cada año del horizonte de previsión 2024-2026. Desde entonces, varios datos, entre ellos el índice PMI, han seguido cayendo.
Además, la tasa de inflación general se ha desacelerado, mientras que la subyacente sigue más o menos estable. Y, al mismo tiempo, el aumento de los salarios para recuperar las pérdidas de poder adquisitivo derivadas del repunte anterior de los precios de la energía y los alimentos parece estar agotándose.
«En un contexto de cambios rápidos en el equilibrio de riesgos entre inflación y crecimiento, la comunicación del BCE ha cambiado significativamente y ahora parece casi seguro que el banco central volverá a recortar los tipos de interés», señalan en Oxford Economics.
«Las tendencias de la economía real y la inflación respaldan la necesidad de tipos más bajos«, y, «en medio de un crecimiento del PIB real por debajo de la tendencia, el BCE está cada vez más seguro de que la inflación salarial y otras fuentes de presiones inflacionarias subyacentes se aliviarán aún más«, coinciden en Berenberg.
En Danske Bank destacan que, desde la última reunión, «el BCE ha recibido una cantidad muy limitada de nuevos datos. Sin embargo, estos datos han mostrado señales convincentes de un crecimiento más débil y una moderación de la dinámica del mercado laboral en el tercer trimestre, que podría extenderse al trimestre actual y los próximos».
En su opinión, «la moderación del mercado laboral y el debilitamiento del crecimiento respaldan nuestras expectativas de que el BCE recorte los tipos en octubre». Esto, combinado con una inflación más suave y la mayor confianza en que vuelva persistentemente al objetivo, «apoya el recorte de octubre», dicen.
No obstante, avisan de que, aunque las buenas noticias sobre la inflación son una información bienvenida para el BCE, la debilidad observada en el lado de la actividad puede verse con cierta preocupación: «Si la debilidad del crecimiento a corto plazo se extiende a los próximos meses y, por lo tanto, los riesgos a la baja para el crecimiento se materializan con una demanda interna que no se recupera, podemos considerar adelantar los recortes de tipos el próximo año y potencialmente agregar un grado de recortes de seguro, es decir, recortar la tasa de depósito por debajo del 2%«.
Si nada de esto pasa, los expertos calculan que el BCE colocará el tipo de depósito mínimo en el 2,5%. Es lo que ven, al menos, en Berenberg, donde afirman que, «a falta de una gran sorpresa al alza en la inflación básica o en las encuestas de confianza económica, el BCE parece dispuesto a reducir los tipos en otros 25 puntos básicos en diciembre».
Añaden que, si el BCE reduce la tasa de depósito a muy por debajo del 3% en 2025, probablemente tendrá que volver a subirla al 3% a finales de 2026 o principios de 2027. «Mientras que los mercados apuestan a una tasa de depósito del 2,1% para finales del próximo año, esperamos que el BCE deje de relajarla en el 2,5% y regrese al 3% a principios de 2027», comentan.
Por su parte, en Pimco ven probable un nuevo recorte de tipos en diciembre y consideran que la fijación de un tipo terminal en torno al 2% para el segundo semestre del año próximo «sigue siendo coherente con nuestras estimaciones de un tipo de interés neutral para la zona euro».