Un día después de la multitudinaria marcha (22.000 personas, según la delegación del Gobierno) que recorrió el centro de Madrid para denunciar la crisis de la vivienda, Pedro Sánchez ha reconocido el “drama” que sufre España en este campo. “El Gobierno escucha con atención y comparte sus demandas. La situación es difícil. Los precios no han parado de subir, la oferta es escasa y en muchos casos deplorable. Hay muchos jóvenes que no pueden progresar. Si no reaccionamos con contundencia, la sociedad española acabará dividida en dos clases: propietarios ricos e inquilinos pobres”, ha señalado este lunes el jefe del Ejecutivo.
A pesar de que las recetas impulsadas en los más de seis años que lleva en la Moncloa no han surtido apenas efecto para atajar la crisis, el líder socialista ha reivindicado lo aprobado en este campo. “Mi Gobierno ha fijado como prioridad absoluta la vivienda. Con leyes pioneras, multiplicando por ocho la inversión en vivienda y logrando acabar con la lacra de los desahucios. Pero todo esto no es suficiente. La vivienda sigue siendo para muchos jóvenes más un drama que un derecho. Mi compromiso es resolver este drama”, ha insistido el presidente, que se ha detenido en dos iniciativas que aprobará el martes: una nueva convocatoria del Bono Alquiler Joven dotada con 200 millones de euros (la medida otorga a los beneficiarios 250 euros al mes durante dos años) y el reglamento para “evitar los fraudes” en el arrendamiento turístico y de temporada.
Sin menciones a su antigua mano derecha
Sánchez, que ha participado en el World in Progress Barcelona, organizado por el grupo Prisa, ha evitado en su discurso cualquier mención a las acusaciones que pesan sobre el exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE. El escándalo llega en un momento muy delicado para el presidente del Gobierno, que necesita aprobar los Presupuestos del año que viene para asegurarse la legislatura, tiene a socios como Junts muy alejados y también ha visto cómo la Audiencia Nacional ha dado vía libre al juez Juan Carlos Peinado para continuar investigando a su esposa, Begoña Gómez, por tráfico de influencias y corrupción entre particulares.
Según el informe de la Guardia Civil dado a conocer la semana pasada, Ábalos, un hombre de la máxima confianza de Sánchez hasta que este lo relevó de sus cargos en el partido y el Gobierno hace tres años, recibió “contraprestaciones” (el pago del alquiler de un piso para su entonces pareja en el centro de Madrid, la compra de un chalé en Cádiz del que disfrutó el exministro, entre otras) de la trama capitaneada por su asesor y hombre para todo, Koldo García.
Pero Sánchez, que el viernes señaló que no habría “impunidad” en este caso, ha preferido no detenerse en esta espinosa coyuntura. En su lugar, junto a la vivienda, ha dedicado la mayor parte de su discurso a la guerra en Oriente Próximo, reafirmando la necesidad de mantener los cascos azules de la ONU en Líbano y reclamando de nuevo la prohibición de armas a Israel.