El Deportivo volvió a fallar todo y más en su visita al Elche. Ocho goles lleva tan solo después de nueve jornadas disputadas. La anécdota va convirtiéndose en costumbre, y eso no es ni mucho menos buena noticia para el conjunto de Imanol Idiakez. Tuvo varias y buenas oportunidades el equipo blanquiazul en el Martínez Valero, pero todas se fueron por el sumidero como hace una semana contra el Málaga en Riazor.
Falló hasta aquellas surgidas en acciones dudosas para evitar incluso la polémica o el enfado de los aficionados en el caso de error arbitral, como un mano a mano de David Mella ante Dituro que el portero argentino desvió de manera inverosímil con el brazo. Parecía muy justo el fuera de juego que le señalaron al canterano, que desperdiciaría una más de las ocasiones que tuvieron los deportivistas en una meritoria segunda parte.
La primera fue peor, aburrida en un contexto en el que el Elche dominó la pelota a partir de su propuesta posicional y el Dépor se limitó a esperar sin pasar demasiados apuros. Mejoró después del descanso en cuanto consiguió darle velocidad al juego y encontrar los espacios que el Elche ya no tenía tan vigilados. Falló Lucas en un remate escorado que estampó en la cara de Dituro. Entre el coruñés, Villares y Barbero desaprovecharon una triple oportunidad que ejemplifica el gafe blanquiazul con el gol.
Nadie como Barbero simboliza los problemas del Deportivo para marcar. Tuvo dos de cabeza, pero tampoco estuvo fino en los controles. Diez remates contabilizó el conjunto blanquiazul en todo el partido, cinco a portería, y volvió a dejar la sensación de que todo su fútbol carece de sentido si no es capaz de marcar.