Un video reciente de cabina proporciona una visión detallada de las operaciones ejecutadas durante el Ejercicio Baana 24, en el cual dos F-35A de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos aterrizaron por primera vez en una carretera finlandesa. Este evento significativo, que tuvo lugar el 4 de septiembre de 2024, permitió a los cazas Lightning II del 495th Fighter Squadron operar desde una pista de aterrizaje improvisada en Hosio, Ranua, Finlandia.

La grabación, que fue publicada en la red DVIDS un mes después de la realización del ejercicio, brinda una perspectiva singular sobre los retos y la precisión que se requieren para llevar a cabo un aterrizaje en una superficie poco convencional, como lo es una autopista. Desde las maniobras de aproximación hasta la gestión de la velocidad y la coordinación con el personal de apoyo en tierra, las imágenes ofrecen una visión sobre lo que implica realizar un aterrizaje seguro y eficaz en un entorno no habitual.

El material B-Roll, capturado con una cámara montada en el parasol de la cabina, incluye dos clips de aterrizaje y dos de despegue, obtenidos de ambos aviones. Un detalle notable es el espacio limitado, donde la angosta franja de la carretera se convierte en un desafío adicional, sumado a la “calle de rodaje” que resulta aún más estrecha, apenas un poco más amplia que el ancho de la vía del tren de aterrizaje principal.

El video se inicia con el primer avión en fase de aproximación, ilustrando cómo, tras el aterrizaje, es llevado hasta el final de la pista para realizar una verificación de los frenos. Luego, el avión se desplaza de un comisario a otro, similar a las maniobras en un portaaviones, hasta alcanzar el área de reabastecimiento donde un camión de combustible y personal aéreo están en espera. En ambas grabaciones, es visible la presencia de Eurofighter alemanes estacionados al lado de la pista de la autopista, mientras los F-35 se preparan para aterrizar, con el segundo Lightning también completando un toque y despegue.

La grabación prosigue mostrando a los dos aviones despegando nuevamente desde la pista de aterrizaje, dirigiéndose en dirección opuesta. Dado que la pista de aterrizaje carece del “lujo” de una calle de rodaje a lo largo de toda su longitud, como sucede en un aeropuerto convencional, el avión generalmente realiza un giro al final de la pista tras el aterrizaje y despega nuevamente en sentido contrario.

Resurgimiento de operaciones aéreas en carreteras tras la guerra en Ucrania

Un avión F-35 Lightning II de la Fuerza Aérea de EE. UU. asignado al 48.º Escuadrón de Cazas de la RAF Lakenheath, Reino Unido, despega durante el ejercicio BAANA 2024 en la franja de la autopista Hosio, Ranua, Finlandia, el 4 de septiembre. (Fotografía de la Fuerza Aérea de EE. UU. por la Aerotécnica de Primera Clase Tabatha Chapman)

Los dos aviones continúan despegando nuevamente de la pista de aterrizaje en dirección opuesta. Es importante señalar que la pista no cuenta con el “lujo” de tener una calle de rodaje a lo largo de su extensión como en un aeropuerto convencional. Por esta razón, el avión normalmente realiza un giro al final de la pista tras aterrizar y despega de nuevo en sentido contrario.

Tras la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, numerosos países, especialmente en Europa del Este, implementaron el concepto de franjas de autopistas. Estas franjas consisten en secciones designadas de carreteras públicas que pueden utilizarse como pistas de aterrizaje. Este enfoque se desarrolló con el objetivo de mitigar la vulnerabilidad de las bases aéreas, cuyas ubicaciones eran conocidas y podían ser atacadas en las etapas iniciales de un conflicto.

En la última década, se ha visto un resurgimiento en el entrenamiento para operaciones dispersas, que incluye desembarcos en carreteras, como lo evidencian ejercicios realizados en Finlandia, Suecia, Suiza y Estados Unidos. Recientemente, la guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto que los aeródromos, incluso aquellos situados a considerable distancia del frente de combate, pueden ser susceptibles a ataques con drones.

La situación en Ucrania subraya aún más la urgencia de fortalecer la capacidad para llevar a cabo operaciones de Empleo Ágil de Combate (ACE, por sus siglas en inglés). Este concepto fue introducido por la Fuerza Aérea de los EE. UU. mucho antes del inicio del conflicto en 2022, como parte de su adaptación del Empleo Dinámico de Fuerzas (DFE, por sus siglas en inglés), estrategia utilizada por el ejército estadounidense en su conjunto.

La DFE representa una nueva estrategia que fusiona la imprevisibilidad estratégica con la adaptabilidad operativa, la cual fue presentada por primera vez en la Estrategia de Defensa Nacional de 2018. El principio fundamental es mantener una operativa impredecible para interrumpir la capacidad del adversario de responder y atacar a las fuerzas aliadas.

Estrategia ACE y DFE: Adaptación de la Fuerza Aérea ante amenazas modernas

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En comunicados anteriores, la Fuerza Aérea destacó que las operaciones bajo la DFE están alineadas con las capacidades del Empleo Ágil de Combate (ACE), que buscan “mejorar las capacidades de defensa pasiva y activa para asegurar una ventaja competitiva y proteger los activos y el personal en el futuro”. La Fuerza Aérea define el ACE en su doctrina como “un esquema operativo proactivo y reactivo de maniobra ejecutado dentro de los plazos de amenaza para aumentar la resiliencia y la capacidad de supervivencia al tiempo que se genera poder de combate”.

La estrategia del Empleo Ágil de Combate se centra en realizar operaciones desde aeródromos austeros y grandes carreteras o autopistas, donde la infraestructura técnica y de apoyo es mínima. Esta táctica dispersa los activos, alejándolos de las grandes bases aéreas, que son más susceptibles a sufrir un ataque repentino con misiles balísticos y de crucero tácticos, principalmente por parte de Rusia o China. Aunque esta estrategia complica la planificación para el adversario, también mantiene a los objetivos enemigos en riesgo desde múltiples localizaciones.

El renovado enfoque hacia operaciones dispersas, que incluye el uso de carreteras, refleja la evolución de las tácticas militares en respuesta a las amenazas actuales en el entorno geopolítico inestable. La aparición de nuevas tecnologías, como drones y misiles balísticos y de crucero, evidenciadas en los conflictos recientes, ha incrementado la vulnerabilidad de las bases aéreas tradicionales, lo que hace imperativo encontrar alternativas más flexibles y resistentes.

El concepto de ACE, que podría verse como una adaptación contemporánea de tácticas similares de la Guerra Fría, refuerza la capacidad de supervivencia, la respuesta y el poder de combate de las fuerzas aéreas en contextos de conflicto. La guerra en Ucrania ha enfatizado aún más la importancia de este enfoque, mostrando la necesidad de modificar tanto las doctrinas como las infraestructuras militares ante las dinámicas cambiantes en el campo de batalla.

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