Eder Sarabia cumple sus primeros cien días al frente del proyecto deportivo del Elche. Posiblemente la primera fecha marcada en el calendario de todo proyecto, para realizar una primera valoración de trabajo y resultados. Una línea que no cruzan todos los entrenadores, sobre todo en una temporada en la que los nervios en las directivas se han disparado pronto. Tres equipos (Granada, Tenerife y Cartagena) ya han despedido a los técnicos a los que confiaron el banquillo en verano.
Los 100 días como franjiverde de Sarabia no han resultado fáciles. Ni siquiera lo fue su aterrizaje, en un proceso de selección largo, en el que fue subiendo y bajando posiciones, aunque siempre fue la más firme para la propiedad del Elche. Ha tenido ya sus pequeñas victorias personales, aunque la mayor de ellas sería la consolidación de un estilo que, sin seguir al pie de la letra el de Sebastián Beccacece como ya ha reconocido algún futbolista, es continuista en cuanto a la idea general.
La pretemporada
La pretemporada no fue del todo sencilla porque hoy en día es complicado que algún equipo tenga la preparación totalmente adecuada en verano, con las plantillas completas (o casi) antes de empezar la competición.
Pese a ello, el Elche mantuvo una base muy importante de la plantilla del curso pasado, a la espera de mejorarla con los fichajes de esta. Estos tardaron en llegar y Sarabia tuvo que trabajar con futbolistas que, según él mismo ha apuntado, se ganaron el puesto con su rendimiento. El ejemplo más claro podría ser el del joven central Barzic.
En aquellos días de julio y agosto el grupo empezó a asimilar el estilo de Sarabia. No era sencillo ni para los jugadores, por las peculiaridades del mismo, ni para el propio técnico, por la ausencia de fichajes. Pese a los contratiempos, en la entidad la valoración de la pretemporada ha sido muy positiva.
Chema Aragón
Cuando Sarabia llegó al Elche, el club acababa de contratar como director deportivo a Chema Aragón. Unas semanas después, Aragón pasa a la historia por la fugacidad de su etapa como franjiverde y Sarabia salía como vencedor de un tira y afloja en el que la falta de entendimiento entre director deportivo y entrenador fue uno de los motivos de la espantada del primero.
Sarabia no era uno de los candidatos de Aragón al cargo, pese a que desde el primer día tuvo claro que sí lo era de Christian Bragarnik. Las preferencias del vallisoletano, todo sea dicho, no lo están haciendo nada mal en este comienzo de temporada. Antonio Hidalgo tiene segundo al Huesca en Segunda División. Gabi Fernández ha sumado 16 puntos de 18 posibles con el filial del Getafe. Eso sí, en Segunda RFEF.
La escasa sintonía entre Sarabia y Aragón no fue el único motivo que llevó al director deportivo a acordar su salida de la entidad tras solo unas semanas, pero el hecho de que desde los despachos no se pusiera el más mínimo pero al adiós fortaleció la figura de Sarabia.
El técnico tuvo conversaciones con varios futbolistas, tanto fichados como no, para explicarles su idea futbolística, por lo que fue parte activa del mercado franjiverde en verano. Sin Aragón en la ecuación no hay duda de que Sarabia ganó su primer partido, en lo personal, antes de empezar la temporada.
Hasta el 30-A
El Elche cerró su plantilla el 30 de agosto con la sensación de haberse movido con inteligencia y fichando lo deseado, a excepción de algún caso como el de Germán Varela, que rompió su acuerdo con los ilicitanos para irse al Valencia.
Movimientos en el mercado internacional como Affengruber, Diaby o ‘Canario’ Álvarez dieron la razón a la tensa espera que se produjo durante casi todo el mes de agosto. También se aprovecharon opciones de última hora, como la sentimental de Sory Kaba. La guinda, sin ir más lejos, fue otro guiño a Sarabia. Tras no haber podido fructificar las negociaciones con el Zaragoza por Marc Aguado, el Elche incorporó a un mediocentro del gusto del entrenador vasco como Gerard Hernández, joven y desconocido para el gran público. Eder Sarabia respiraba con la llegada de septiembre, creyendo a pies juntillas que sus palabras durante agosto, en las que aseguraba su plena confianza en que llegarían «buenos jugadores» se había cumplido.
El proyecto crece
Con la plantilla al completo (solo faltó la petición de un tercer portero) los malos resultados de las primeras jornadas provocaron las primeras dudas en torno a Sarabia y su idea. El runrún se hizo presente en forma de pitos en el estadio Martínez Valero. La mala imagen ofrecida en Zaragoza no ayudó a calmar la situación y ante el Granada la tensión podría haberse disparado tras el 1-2, con dos tantos visitantes a balón parado en apenas unos minutos.
Entonces apareció Mourad. Su gol anuló cualquier posibilidad de protesta y, sobre todo, el Elche empezó a crecer a partir de entonces. Sarabia cambió de sistema (tres centrales) y llegaron las victorias, al final la base indispensable para que cualquier proyecto tome forma. Ante Mirandés y Málaga se vio un equipo sólido, sin concesiones en defensa y, en La Rosaleda, con colmillo en ataque.
En el club se valora de manera positiva este arranque de curso, aunque todavía consideran que queda mucho trabajo por delante para ver la versión que se espera del Elche de Sarabia. La misma pasa, precisamente, por ser capaz de sacar adelante partidos como el último, en Ferrol, donde el rival sube la intensidad y es necesario tanto una capacidad de concentración máxima, para evitar situaciones como la del gol encajado en tierras gallegas, como más acierto en ataque.
El futuro
¿Qué Elche esperar a partir de ahora? Los franjiverdes deben ir a más una vez que piezas como Álvarez, Santiago, Nico Castro o el casi inédito Rashani puedan sumar a lo que habitualmente producen Fernández Mercau o la revelación goleadora del último mes, Mourad.
No se espera, al menos con Sarabia, un Elche que gane con casta y coraje, por no emplear palabras malosantes, sino por fútbol. El fútbol de Sarabia. Aquel que nace en el área propia y acaba en la portería rival. Un fútbol de dominio, posesión, toque y presencia en campo contrario, tratando de recuperar tras pérdida lo más cerca posible del cancerbero oponente.
El que espere lo contrario, más allá de algún momento de supervivencia puntual, no lo verá mientras el vasco esté al frente del proyecto franjiverde. No ha ocurrido en 100 días. Ni pasará en mil. Ojalá se llegue a esa cifra (muy lejana). Será sinónimo de que este proyecto funciona.