Por segundo año consecutivo, Alemania cerrará este 2024 en recesión. La primera economía del bloque comunitario, y tercera a escala mundial, sufre los estragos de una pérdida de competitividad en sectores clave, como la automoción, a lo que se suma la debilidad política bajo una coalición de gobierno a la que día a día se le pronostica un fin prematuro.
El ministro de Economía y vicecanciller, Robert Habeck, oficializó la corrección a la baja respecto a sus proyecciones anteriores, para admitir que se producirá una contracción del 0,2% del PIB. En abril había pronosticado aún un crecimiento del 0,3%. «El repunte se hace esperar. Una vez más», admitió.
Será el segundo ejercicio consecutivo en negativo, tras la caída del 0,1% registrada el año anterior. Solo en otra ocasión había encadenado Alemania dos años seguidos en negativo, en 2002 y 2003.
La anhelada recuperación se postergará así un año más, para situarse en 2025 en un 1,1%. Habeck mostró ahí cierto optimismo, aunque sin explicitar en qué factores internos o externos confía para lograr que la evolución del PIB pase de la tendencia negativa actual hacia lo positivo.
Se aleja la recuperación
La ligera recuperación que había pronosticado en abril no se ha producido. El consumo no ha impulsado el crecimiento como se esperaba, persisten los efectos de la crisis energética precipitada por la invasión rusa de Ucrania, las exportaciones no remontan y hay una desaceleración en el conjunto de la actividad industrial.
La crisis del gigante automovilístico Volkswagen, inmerso en un plan de ahorro que contempla el cierre de fábricas y despidos en Alemania, no es un factor aislado, sino que refleja los problemas estructurales del sector.
Todo ello se traduce en una recesión «moderada», en palabras de Habeck, generada por «efectos globales» y también, según el ministro, por «problemas heredados de gobiernos anteriores». En los últimos 10 o hasta 15 años, Alemania no ha sido capaz de «impulsar» su economía, sino que se ha ido arrastrando entre porcentajes de crecimiento de su PIB bajos o muy bajos, hasta caer el año pasado en una recesión técnica. La situación ha escalado ahora, en un momento en que «Alemania y el conjunto de Europa están atenazados entre China y Estados Unidos», explicó el ministro. Son dos poderosos e inexcusables socios comerciales que, a la vez, presionan sobre el mercado alemán.
Hasta cuándo aguantará la coalición de Scholz
«Alemania ha resuelto otras crisis y no hay por qué pensar que no volverá a hacerlo. Pero para ello es necesario que articulemos las medidas precisas“, prosiguió el ministro. El ecologista Habeck no se molestó en tratar de ocultar que entre los obstáculos para la recuperación económica están los disensos permanentes entre los tres socios de coalición, los socialdemócratas, verdes y liberales. «Es indiscutible que ello no genera confianza“, respondió, a una pregunta en esa dirección.
Los dos rostros del disenso permanente son el suyo, por un lado, y el del ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, apóstol del recorte presupuestario y el freno a la deuda. «Soy parte de este gobierno y hace tres años que trato de revertir los problemas dejados por nuestros antecesores», añadió. Sus palabras se interpretaban como un intento por extender las responsabilidades de la situación actual a las asignaturas pendientes dejadas por los 16 años de gobiernos liderados por la conservadora Angela Merkel, en coalición con los socialdemócratas o con los liberales.
Los desencuentros entre Habeck y Lindner son tan públicos como lo son las apuestas que se cruzan en los medios sobre un posible abandono de la coalición por parte de los socios liberales. Como fecha más probable se baraja finales de noviembre, si el ministro de Finanzas no consigue ver aprobados unos presupuestos bajo el signo de la contención, su señal de identidad. Especialmente los medios del grupo Springer, con el sensacionalista ‚Bild‘ a la cabeza, publican casi a diario sus hojas de ruta sobre el presunto fin de la coalición de gobierno. Dibujan un calendario más o menos vislumbrable para la celebración de elecciones anticipadas, que sitúan estos mediados para marzo. Los próximos comicios generales regulares están convocados para el 28 de septiembre de 2025. El bloque conservador opositor de Friedrich Merz está en primera posición en intención de voto.