Ya lo hizo a finales de septiembre, pero este martes lo ha repetido con más contundencia: el primer ministro israelí quiere que los libaneses se enfrenten en un nuevo conflicto civil. Benjamín Netanyahu lo ha dicho así en el segundo vídeo que dedica a los vecinos del norte de Israel en el último mes: “Tenéis que recuperar vuestro país. Si no lo hacéis, Hezbolá seguirá intentando combatir a Israel desde zonas densamente pobladas a su costa […] Tenéis la oportunidad de salvar al Líbano antes de que caiga en el abismo de una larga guerra que conducirá a la destrucción y al sufrimiento como vemos en Gaza. No tiene por qué ser así”.

La disyuntiva que propone el premier israelí a la población libanesa es o detener al partido-milicia chií o estar dispuestos a pagar todos por una guerra como la que llevamos un año asistiendo.

Aunque Hezbolá, que controla un área donde vive casi un tercio de la población libanesa, es el actor político más importante del país, Netanyahu urge a los libaneses de otras confesiones religiosas —sobre todo, cristianos— a aprovechar el momento para saltar a la acción: Israel acaba de descabezar la cúpula del partido, y tras el asesinato de Hasán Nasralá el pasado 27 de septiembre no se ha nombrado a nadie como secretario general.

El debilitamiento de Hezbolá en las últimas semanas es evidente. Este martes también ha hablado Naim Qásem, subsecretario general del partido hasta la fecha y previsible reemplazo de Nasralá al frente de la organización libanesa.

Por primera vez desde el comienzo de la guerra en Gaza, un dirigente de Hezbolá no ha exigido una tregua en la Franja como condición para alcanzar un alto el fuego en Líbano. A diferencia de Nasralá, Qásem ha prescindido de su promesa de seguir luchando en la frontera sur hasta que Israel detenga su ofensiva contra Hamás en el enclave palestino.

La comparecencia de Qásem ante la cadena Al Manar, propiedad de Hezbolá, ha corroborado la bajada de tono del enemigo al norte de Israel. Desde los ataques a los walkie-talkies y los ‘buscas’ la semana del 17 de septiembre, los canales de comunicación interna de la organización armada libanesa han quedado seriamente afectados. Ahora, dice Qásem, Hezbolá “apoya la actividad política dirigida por [Nabih] Berri —presidente del Parlamento libanés— bajo el título de alto el fuego”.

Hasta ahora, una tregua sin condiciones previas no había sido la vía preferida por Hezbolá para cerrar el frente de guerra en la frontera con Israel. El discurso de Qásem sugiere que el partido está dispuesto a jugar sus cartas en la diplomacia y encontrar un cese de hostilidades con ayuda de Berri, socio del partido de mayoría musulmana chií Amal.

Este cambio de estrategia llega en un momento en el que nadie conoce cómo ha quedado la organización del partido tras los ataques israelíes de las últimas semanas.

Sin embargo, Qásem ha asegurado que la dirección, el control y la dirección de la resistencia —como se llama en el Líbano a la oposición armada a Israel— “están estrictamente organizados y no queda ni un puesto vacante”. Además, pese a los “dolorosos golpes de Israel”, el número dos de Nasralá hasta la fecha ha confirmado que las capacidades armamentísticas de Hezbolá están “intactas”.

Qásem anunció también el martes que Hezbolá elegirá a un nuevo secretario general y lo anunciará con la mayor brevedad posible. Todo apunta a que será él el sucesor de Nasralá: el gran favorito para tomar el relevo, Hashem Safieddín, fue asesinado, según Israel, la semana pasada en un bombardeo en el sur de Beirut.

Qásem, el único dirigente político de Hezbolá que ha sobrevivido a la purga de Israel de las últimas semanas, fue nombrado jefe adjunto en 1991 por el entonces secretario general del grupo armado, Abbas al-Musawi, que murió en un ataque de helicóptero israelí al año siguiente. Permaneció en su puesto cuando Nasralá se convirtió en líder, y ha sido durante mucho tiempo uno de los principales portavoces de Hezbolá para la prensa extranjera.

Este martes, Israel declaró que había iniciado una operación terrestre «limitada, localizada y selectiva» en el suroeste de Líbano y que había «eliminado» a Suhail Hussein Husseini, comandante del cuartel general de Hezbolá, en un ataque aéreo nocturno sobre Beirut.

El Ejército israelí también dijo haber descubierto un túnel de Hezbolá en el Líbano que cruzaba a Israel y, por primera vez en esta guerra, las Fuerzas de Defensa Israelíes plantaron la bandera israelí en un pueblo del sur del Líbano.

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