Las adicciones representan un serio problema social en Argentina. Al concluir el siglo XX, una de cada 10 personas había consumido alguna sustancia psicoactiva al menos una vez en su vida y un 2,9% en el último mes. En 2017 se habían duplicado ambas tasas. La pandemia las agravó. En la actualidad, un 3,08% de la población presenta trastornos de consumo, lo que supera la tasa de prevalencia global del 2,17%, según datos del último estudio internacional Global Burden of Disease. A pesar de los datos, el Gobierno de Javier Milei se ha propuesto cerrar el hospital psiquiátrico Laura Bonaparte, el único establecimiento público del país especializado en salud mental y tratamientos de adicciones. La decisión tomada por el nuevo ministro de Salud, Mario Lugones, como brazo ejecutor de la política de choque del presidente, conocida como la «motosierra», ha provocado una nueva ola de perplejidad. Unos 700 trabajadores fueron despedidos.

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