Hace hoy diez años, el 8 de octubre de 2014, un juez de la Audiencia Nacional encendió el foco de la justicia sobre determinados privilegios, concretamente el uso de tarjetas opacas al fisco, de los que disfrutaban los directivos y consejeros de Caja Madrid y Bankia, una entidad de la que también se estaba investigando su salida a bolsa. El desarrollo de la causa y la publicación de los gastos de todo tipo que estos responsables cargaban a la entidad provocó una importante sacudida en una sociedad depauperada por la crisis financiera de 2008 y por lo que algunos consideraron la estafa de las preferentes.

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