Hansi Flick en el entrenamiento previo al partido contra el Alavés / Javi Ferrándiz
La plantilla del Barça da para lo que da con la cantidad de lesionados que acumula, pero Hansi Flick ya ha llegado a la conclusión de que el equipo no está para experimentos. El alemán salió escaldado de Pamplona con unas rotaciones inexplicables y parece que no volverá a cometer este error en lo que queda de curso. Y es que la Liga pinta que será igualadísima y tropiezos como el de Osasuna pueden costar muy caros en la clasificación final.
El Madrid, a pesar de que aburre hasta las ovejas, empieza a ser realmente fiable en el campeonato y el Barça deberá hilar muy fino si quiere competir hasta el final. Flick va a recuperar muy pronto a muchos efectivos y el problema del técnico se centrará ahora en encontrar un once fijo, sobre todo, en el centro del campo. Porque alguno de los intocables le va a tocar más banquillo de lo esperado.
Bendito problema para un grupo que lo ha pasado mal en este arranque de la temporada ya que se ha ido al límite. Y aun así, el Barça sigue líder y puede llegar al Bernabéu en primera posición, algo que busca Flick desde el inicio.
El entrenador blaugrana ha asombrado en este arranque porque sus decisiones son lógicas. Por eso sorprendió la alineación en Pamplona. Laporta le ha ensalzado asegurando que nunca se queja y los futbolistas están encantados porque sus ideas son claras. Flick tiene una fe enorme en esta joven plantilla y se ha convertido en el gran fichaje del proyecto construyendo un equipo reconocible y fiable. Y una de sus obsesiones es poner tierra de por medio tras el clásico del Bernabéu. El alemán está convencido de que las Ligas se ganan en la primera vuelta, por lo que no le quedará otra que exprimir a sus futbolistas a riesgo de que lleguen justos al final.
Llegados a este punto, su gran logro ha sido demostrar que el Barça puede estar ahí y plantarle cara al Madrid de Mbappé. Sin demasiados fichajes y tirando de la cantera, ha hecho que el equipo muestre su superioridad en la Liga. Y lo que funciona, no se toca. En Vitoria saldrá con todo… porque este Barça está obligado a ello.
