Bajar de peso a partir de los cincuente es el objetivo de muchas personas: tanto el cuerpo de los hombres como el de las mujeres sufre importantes cambios a partir de esta edad (especialmente en el caso de las personas que sufren la menopausia). Además, cuidarse es una necesidad cuando entramos en una etapa de la vida en la que cada vez tenemos más riesgo de empezar a sufrir enfermedades y patologías asociadas al envejecimiento.
Por eso, junto con el cuidado de los indicadores de colesterol, bajar de peso es uno de los grandes imperativos que podemos encontrarnos en las consultas de los médicos y médicas que atienden a profesionales de más de cincuenta años.
Cuando visitamos a nuestro médico de cabecera y observamos nuestros análisis de sangre, podemos salir realmente motivados para llevar a cabo ciertos cambios en nuestra vida que garanticen cierta calidad a futuro.
Entre las recomendaciones más frecuentes para las personas mayores de cincuenta años que necesitan quitarse algunos kilos de encima está tanto mejorar la dieta como hacer actividad física, pero hay un factor que es tan importante o incluso más y que en muchas ocasiones no se tiene en cuenta a la hora de hablar de salud a partir de los cincuenta años.
El factor para bajar de peso a partir de los 50 del que nadie habla
Además de eliminar los azúcares y los ultraprocesados de la dieta y empezar a cumplir el objetivo de los 10.000 pasos diarios o 150 horas de ejercicio a la semana, hay otro elemento que tenemos que añadir al menú si queremos adelgazar a partir de haber cumplido 50 años: el sueño.
Tal y como explican en el portal Infosalud, un ensayo clínico de la revista JAMA Internal Medicine en adultos con sobrepeso ha puesto encima de la mesa que aquellos pacientes que incrementaron en una hora las horas que pasaban durmiendo por la noche llegaron a reducir la cantidad de calorías que consumían en 270 kcal.
La explicación detrás de este hallazgo, según la doctora Esra Tasali, directora del Centro del Sueño de la Universidad de Chicago es que «la actual epidemia de obesidad, según los expertos, se explica sobre todo por el aumento de la ingesta de calorías, más que por la falta de ejercicio. A lo largo de los años, nosotros y otros hemos demostrado que la restricción del sueño tiene un efecto sobre la regulación del apetito que conduce a un aumento de la ingesta de alimentos y, por lo tanto, pone en riesgo de aumento de peso con el tiempo. Más recientemente, la pregunta que todo el mundo se hacía era: «Bueno, si esto es lo que ocurre con la pérdida de sueño, ¿podemos prolongar el sueño y revertir algunos de estos resultados adversos?».
Para Tasali, gracias a estas investigaciones se ha llegado a la conclusión de que «el sueño es importante para la regulación del apetito. Ahora hemos demostrado que en la vida real, sin hacer ningún otro cambio en el estilo de vida, se puede prolongar el sueño y comer menos calorías. Esto podría ayudar mucho a las personas que intentan perder peso».