Las gasolineras ‘low cost’ o de bajo coste continúan su ascenso imparable. Fue en 2013 cuando, gracias a la modificación de la Ley de Hidrocarburos y, con ella, los requisitos para instalar una estación de servicio, empezaron a proliferar este tipo de negocios y, desde entonces, no han cesado de crecer.
Tanto es así que las gasolineras de bajo coste son ya casi la mitad de todas las que hay en España. De hecho, en 2023 se contabilizaban un total de 5.941 estaciones de servicio consideradas ‘low cost’ frente a las 6.143 de grandes energéticas como Repsol, Cepsa, BP o Galp.
De todas estas gasolineras, más de la mitad opera bajo el formato de autoservicio, en el que el cliente es el responsable de llenar el depósito de su vehículo y realizar el pago del combustible (en muchas veces mediante tarjeta bancaria y sin asistencia de personal), lo que reduce los costes y permite que esas estaciones de servicio ofrezcan precios más competitivos.
Sin embargo, pese a todas estas ventajas, esa forma de operar también conlleva una serie de inconvenientes que incluso pueden acarrear multas de hasta 100 euros para el cliente que llene él mismo el depósito de combustible de su vehículo.
Qué dice la ley
Estas sanciones obedecen al cumplimiento del Reglamento General de Circulación, que establece que sólo los empleados de las estaciones de servicio están legalmente autorizados para manipular los surtidores de combustible debido al peligro que representan las sustancias inflamables.
De hecho, en las gasolineras que no son de autoservicio, los conductores no tienen permitido repostar por su cuenta por cuestiones de seguridad. En caso de hacerlo, su acción podría acarrear una multa de hasta 100 euros debido a que se considera un comportamiento ilegal.
Sin embargo, en las gasolineras de autoservicio, que se regulan según una calificación especial, sí está permitido que los conductores reposten ellos mismos su vehículo. No obstante, estas estaciones de servicio deben cumplir una serie de requisitos, como mostrar claramente las normas que deben seguir los usuarios, entre otras cuestiones.
Las gasolineras de autoservicio también están obligadas a proporcionar guantes para que los clientes puedan manipular el combustible sin temor a ensuciarse, papel para limpiar posibles derrames a la hora del repostaje y, asimismo, garantizar que los precios estén visiblemente anunciados.