Fusil a un lado, belicismo en sus palabras, día del rezo semanal, y miles de personas enfrente. Así, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí, ha realizado este viernes su primer gran discurso después del lanzamiento de cerca de 200 misiles balísticos contra Israel el pasado martes, en la primera vez que el país persa consiguió impactar con su ataque contra territorio de su archienemigo.
«La resistencia en toda la región nunca se retirará ni rendirá aúnque sus líderes sean asesinados», ha dicho Jameneí mientras la República Islámica espera la respuesta israelí a ese ataque de Irán. Según aseguró este jueves por la madrugada el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, EEUU e Israel están en «discusiones sobre si atacar la industria petrolera iraní».
«El régimen sionista (como se refiere Teherán a Israel) es artificial e inestable, y nunca podrá ser victorioso ante Hamás e Hizbulá», ha dicho Jameneí en referencia a las dos milicias que han visto cómo, en los dos últimos meses, Israel ha asesinado a sus líderes: en julio Ismail Haniyeh, líder político de Hamás, y la semana pasada Hasán Nasralá, líder de Hizbulá.
«Nuestro enemigo es vil y maléfico, y como sabe que no puede derrotar a estos grupos que luchan en el nombre de Dios, se dedica a asesinar, destruir, bombardear y matar a civiles como si hacerlo fuese un símbolo de victoria», ha continuado el líder supremo iraní, en un discurso bélico e ideológico al extremo.
Una ofensiva que no para
Israel, pese a ello, ha seguido este viernes con sus ofensivas en Gaza y en Líbano, cuya capital, Beirut, es sacudida constantemente por las bombas y los aviones israelíes. Dos semanas de ataques del Estado hebreo contra el Líbano han causado, hasta el momento, más de 1.000 muertos y la huida de más de 300.000 personas de territorio libanés.
«El cuerpo de Hasán Nasralá se ha ido, pero su carácter verdadero, su alma, su camino y su voz siguen con nosotros. Él era el mástil en alto de la resistencia en contra de los opresores y de los demonios depredadores. Su influencia sobrepasaba el Líbano, Irán y otros países árabes. Ahora, su martirio le convierte en aún mucho más influyente», ha dicho Jameneí.
La muerte de Nasralá, sin embargo, fue celebrada entre la oposición y los rebeldes del norte de Siria: durante la guerra civil del país árabe, Hizbulá participó activamente en apoyar al régimen del presidente sirio, Bashar al Asad, en sus matanzas y ataques contra la población civil siria.
«La gran causa de que haya guerra, inseguridad y poco desarrollo en nuestra región —ha dicho este viernes Jameneí— es la existencia del régimen sionista y la presencia en la región de gobiernos extranjeros que mienten al asegurar que quieren paz y tranquilidad para nuestra región».