«¡Alerta aérea! ¡Alerta aérea! Busque refugio». Las sirenas de las aplicaciones que avisan de la llegada de misiles desde Rusia, instaladas en los móviles del medio millar de personas congregadas en el refugio subterráneo del hotel Intercontinental de Kiev, comienzan a sonar a la vez a las 13:14. Casi nadie les ha hecho caso. Las han apagado y han continuado con la feria internacional de armamento organizada por el Gobierno ucraniano para convencer a sus aliados de que conviertan al país en la fábrica de armas de Europa. «Fabricar libertad», lo llaman.
El evento congregó este martes a más de 300 empresas de Defensa, a generales y miembros del Gobierno de Ucrania, entre ellos Volodímir Zelenski y a su ministro de Defensa, Rustem Umerov. También acudieron delegaciones gubernamentales de los aliados más cercanos de Ucrania: los países Bálticos, Reino Unido, Países Bajos o Noruega, entre otros. Una alta concentración de representantes del poder militar global, concentrada en los bajos del céntrico hotel kievita.
La alarma se detiene 16 minutos después. Se trataba de un misil balístico que ha conseguido ser derribado por las defensas antiaéreas de la capital, experimentadas en el martirio aéreo diario desde que comenzara la invasión a gran escala rusa hace ahora casi mil días.
Los generales ucranianos saben que la guerra va a durar. Se preparan ya para cubrir las necesidades de 2025. Y quieren producir en el país, porque eso facilita la llegada al frente y la reparación y el mantenimiento, clave en una guerra de desgaste como la que se está librando. Además, si Ucrania se convierte en potencia armamentística, se fortalece el efecto disuasorio contra los rusos.
Garantizan que es seguro producir armamento en el país, a pesar del constante bombardeo. “Se producen en fábricas bajo tierra”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el general de brigada Valeri Stetsiuk, enfundado en el traje militar con la bandera ucraniana en el hombro. “Y con la ventaja de que lo producido es más barato en Ucrania, entre otras cosas porque la energía es más barata”.
Ucrania como «arsenal» de Europa
Ucrania quiere dejar de ser un país receptor de armamento y pasar a ser “el arsenal” de Europa y de los países libres, en palabras de su presidente, Volodímir Zelenski, que ha inaugurado el Foro Internacional de Defensa DFN2. “Ucrania puede fabricar las mejores armas. Y lo hará”, ha dicho. “Hemos desplegado nuevos tipos de armamento: desde el misil-dron de largo alcance Palianytsia a drones navales. Nuestro primer misil balístico ha pasado los test de vuelo. Todo el mundo ha visto cómo de efectivos son nuestros misiles Neptuno. Producimos nuestros obuses Bohdana a un ritmo de 15 unidades cada mes, a veces hasta 20”.
Solo en la primera mitad de este año, Ucrania ha producido 25 veces más artillería y munición de mortero que en todo 2022, ha dicho el presidente ucraniano. “Somos capaces de producir cuatro millones de drones al año”.
Representantes de empresas armamentísticas en Ucrania
Varias grandes empresas internacionales de armas tienen presencia en Ucrania. La alemana Rheinmetall, por ejemplo, estableció el pasado mes de junio una base de reparación del vehículo de combate infantería Marder.
Turquía anunció el pasado febrero la construcción de una fábrica de armas cerca de Kiev para producir en masa los drones Bayraktar. Medio millar de empleados para producir los modelos avanzados TB2 o TB3. Estos vehículos aéreos no tripulados son míticos incluso dentro de la cultura popular. Hay canciones ucranianas dedicadas a la potencia destructora de esta arma, que ayudó a defender la capital en el asalto inicial y sirve ahora de contrapeso a los Shahed que Irán está entregando en masa al régimen de Moscú para martirizar al país.
BAE Systems, el segundo mayor contratista del mundo, ensambla drones en el país
“Queremos ayudar a construir el arsenal del mundo libre y atraer con el ejemplo a la industria de Defensa del resto del mundo. Es una carrera para construir armas rápidamente y de forma sostenible en Ucrania: que el país pueda desarrollar tecnología moderna y altamente sofisticada para que en el futuro sirva de elemento disuasorio a Vladímir Putin”, apunta a preguntas de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Christian Seear, director de BAE Systems Ucrania, la delegación en el país de la principal. “Nosotros nos estamos centrando mucho en localizar la producción, especialmente de artillería, pero también de drones”.
En el cónclave estaban inscritos representantes de empresas españolas como la madrileña Escribano Mechanical & Engineering que, entre otras cosas, produce la torreta Guardian 1.5, que protege a los blindados para transporte de tropas españolas TOA.
Reducir los costes de logística y mantener la superioridad
Los países aliados de la OTAN han enviado decenas de miles de millones de euros en armamento a Ucrania: aviones F-16, tanques alemanes Leopard o británicos Challenger 2, misiles de largo alcance como los Storm Shadow, y millones de rondas de artillería de 155 mm, entre otro material bélico. Pero hay que transportarlo desde el país de origen y pasarlo por tierra a través de la frontera de Polonia. Miles de kilómetros, retrasos, problemas con el mantenimiento.
El Gobierno de Kiev quiere reducir los costes y aumentar la eficiencia. Y, al mismo tiempo, crear una industria nacional moderna y constante. Rusia ha puesto a la economía del país en modo de guerra, y produce rondas de artillería y misiles casi al mismo ritmo que recluta soldados por decenas de miles. Si la guerra se alarga, ¿acabará Ucrania convirtiéndose en el principal fabricante de armas de Europa? ¿Una potencia militar? Tiene algo de lo que los demás carecen: prueban el armamento en combate.
Dinamarca ha firmado este martes un contrato simbólico con Ucrania para adquirir material bélico por unos 27 millones de euros. “Nuestra industria crece rápidamente y estamos produciendo nuestros propios drones de medio y largo alcance en Ucrania”, asegura a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Herman Smetanin, ministro de Industrias Estratégicas de Ucrania.
Reactive Drone era una empresa familiar de vehículos aéreos para la agricultura. Ahora produce drones de combate de gran peso. “Hasta 3.000 al mes”, dice a este diario Artem Kolensnyk, hijo del fundador de la compañía. El país se encamina hacia una gran reconversión industrial.
En el campo de batalla, la línea del frente casi no se mueve. Todo hace prever una guerra larga, solo posiblemente interrumpida por una negociación. Las grandes multinacionales de armas han olido el negocio. El dinero público llueve desde Estados Unidos y la Unión Europea. Ucrania quiere aprovechar la oportunidad para convertirse en el arsenal del mundo libre.