Directora: Pilar Palomero

Intérpretes: Patricia López Arnáiz, Antonio de la Torre, Marina Guerola, Julián López

Año: 2024

Esteno: 4 de octubre de 2024

★★★★

La presencia de la muerte hace que la vida sea más interesante; lo afirma alguien cargado de razón en un momento del tercer largometraje de Pilar Palomero, el mejor de largo. La idea es que nos haría bien aceptar nuestra propia finitud, y entender que morir es una etapa de la existencia, porque de lo contrario corremos el riesgo de perdernos el luminoso rastro, o los destellos, que nuestra gente nos deja antes de irse.

La película retrata a una mujer que se ve obligada por su hija a cuidar de su exmarido, que está enfermo y no se va a recuperar. Entre ambos queda resentimiento, pero ayudarlo a recorrer su último camino la mueve a repensar su pasado juntos, y a ver con nuevos ojos su situación actual. Y, mientras observa a esta familia, Palomero se mantiene paciente y serena ante la llegada de lo inevitable, deslizando la cámara para hacer inventario de lo que se irá cuando llegue el momento pero sobre todo lo que permanece y nos sobrevive, repositorios de memorias como libros, dibujos, fotografías, rayos de sol.

En todo momento elude la sensiblería, el histrionismo y el tremendismo, segura de que la contención es el lugar idóneo en el que situar a sus personajes -extraordinarios Patricia López Arnáiz y Antonio de la Torre-, y desde el que decir cuanto hace falta sobre la necesidad de estar ahí, apoyándonos, acompañándonos mientras vivimos y hasta que dejamos de hacerlo, absorbiendo mientras tanto la luz que emiten los destellos.

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