El asturiano Luis Ángel Colunga, comisionado especial de proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica (PERTE) de descarbonización industrial, prepara su salida del Ministerio de Industria, según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA. El avilesino, nombrado en enero de 2023 por Reyes Maroto, por entonces ministra de Industria, está perfilando los últimos detalles de su marcha, que todavía no es oficial. Según las fuentes consultadas, Colunga ya tiene tomada la decisión de finalizar su etapa como máximo responsable del Gobierno central en materia de descarbonización, un área clave para la región.
Si no hay ningún contratiempo, al avilesino le quedan ya pocos días en el cargo, un hecho que además ya es conocido en algunos círculos del Gobierno regional que lidera Adrián Barbón.
La esperada salida de Colunga se produce en un momento especialmente delicado para la región en materia industrial, en plena incertidumbre por la inversión de ArcelorMittal, que mantiene en vilo al Gobierno central y al Principado. La multinacional tiene pendiente confirmar su mayor desembolso en descarbonización para la construcción en Asturias de una planta de reducción directa de mineral de hierro (DRI) alimentada por hidrógeno verde, después de que el Gobierno central, a través de los fondos europeos, le concediese una ayuda de 450 millones de euros para acometer dicha obra.
Colunga, desde su puesto de comisionado para la descarbonización, ha sido una persona clave en todo lo relacionado con Arcelor, al ser la gestión de su PERTE un instrumento clave para la industria asturiana. Un dato lo avala: ese instrumento preveía una inversión pública de 3.100 millones de euros de los cuales 450 estaban reservados para destinarse a la remodelación de la planta de Arcelor en Veriña.
El avilesino, que trabajó en Arcelor cuando era la compañía pública Ensidesa, es desde su cargo, con rango de subsecretario de Estado y dependencia directa del Ministro, el interlocutor principal con el Gobierno regional y el empresariado asturiano en todo lo relacionado con la descarbonización de la Industria. Las gestiones con la multinacional han sido su prioridad absoluta desde que tomó posesión, hace ya casi dos años. Con su marcha, Asturias perderá un enlace esencial, lamentan en los círculos del Ejecutivo regional.
En los últimos meses, desde que empezaron a florecer las primeras inquietudes por la inversión de Arcelor, Colunga fue el primer miembro del Gobierno que trasladó sin medias tintas las vacilaciones de la compañía. El pasado 3 de septiembre, en una mesa redonda celebrada en la escuela de verano de UGT, en Oviedo, Colunga declaró que Arcelor tenía «muchísimas dudas sobre cualquier inversión de DRI en Europa» y aseguró que la compañía «lo que quiere es un precio competitivo del hidrógeno verde, uno mejor del que hay actualmente». Fueron las primeras declaraciones de un miembro de Industria, en este caso de alguien con un puesto de sobrada relevancia –el máximo responsable de la descarbonización–, que ponían en duda la llegada de la inversión multimillonaria pendiente.
La reflexión de Colunga contrasta con otras realizadas por miembros del Gobierno central y del Principado, que se esforzaron por no ofrecer duda alguna respecto a futuro de Arcelor. Adriana Lastra, delegada del Gobierno, había dicho una semana antes que las conversaciones entre el Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez y Arcelor iban «por buen camino», asegurando además que esperaba que «en los próximos meses se desbloquee la situación y Arcelor asuma la ayuda de Estado de 450 millones de euros para dar viabilidad y futuro a esta gran empresa».
La estrategia ha cambiado desde entonces, ya que ahora el Gobierno, y también el Principado, abren la puerta a que otro «operador» que no sea Arcelor –según palabras de Nieves Roqueñí, consejera de Industria– asuma el ciclo integral de la siderurgia. Jordi Hereu, ministro de Industria, dijo en su última visita a Asturias, a principios de septiembre, junto al propio Colunga, que ese proceso «lo puede liderar Arcelor o lo puede liderar quien sea». Esa frase provocó un terremoto en la Junta General. Adrián Barbón, tras reunirse con Pedro Sánchez, ya dio a entender que había abiertas más vías al margen de Arcelor, algo que remató la consejera Roqueñí en la Junta, cuando ya habló directamente de otro «operador». Sea con Arcelor, o sea con otra compañía, la descarbonización se hará, si nada se tuerce, sin el asturiano Luis Ángel Colunga.
Un veterano del acero que trabajó codo con codo con tres ministros
Luis Ángel Colunga (Avilés, 1961) vive, si nada se tuerce, sus últimos días como comisionado especial para el PERTE de la descarbonización industrial, un puesto de vital importancia, ya que desde su despacho se gestionaban parte de los fondos europeos asignados para esa área. Colunga es un veterano del acero: entró a trabajar en Arcelor –por entonces Ensidesa– con 16 años y acumuló desde muy joven una gran trayectoria sindical, siempre ligado a UGT. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Oviedo y en Derecho por la Universitat Oberta de Cataluña, en 2012 fue nombrado director general de Industria en el Gobierno socialista de Javier Fernández. Estuvo bajo las órdenes de dos consejeros: Graciano Torre y Francisco Blanco. Con este último, ahora presidente de Sepides, coincidió luego en el Ministerio, cuando Blanco era secretario general de Industria. Colunga fue nombrado por la ministra Reyes Maroto y coincidió con otro dos: Héctor Gómez y Jordi Hereu, el actual.
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