El Real Madrid aterrizó en Francia para medirse a un equipo joven y descarado, uno de esos rivales efervescentes que lo fían todo a acertar en alguna jugada rápida para crecerse e incomodar a los blancos antes de que los de Ancelotti saquen el mazo. El Lille es uno de esos adversarios con más acné que oficio plagado de jugadores que zanganean el área como su ariete, el canadiense Jonathan David o el extremo alemán de nacionalidad kosovar Edon Zhegrova. Los dos encendieron las gradas con varias llegadas que no se concretaron en el inicio, mientras Chevalier salvaba dos goles cantados, uno con una parada a un alicaído disparo de Vinicius y otro en una estampida de un Endrick que suple su falta de elegancia con un vigor incontenible. El brasileño se generó una ocasión en la que hizo todo bien, menos localizar el disparo en la red cuando lo tenía hecho.

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