El PP ha cambiado el paso. De machacar durante meses con la ley de amnistía, primero, y con la financiación singular para Cataluña después, ha buscado resituarse en un espacio que no le es propio, el de las políticas sociales, con propuestas como una ley de conciliación o la concentración de la jornada laboral en cuatro días. El Gobierno dice no estar preocupado por ese pretendido giro social de los conservadores, porque está convencido de que no es creíble y de que los ciudadanos lo saben. Entiende que no le hará daño.
Este miércoles, el PP de Alberto Núñez Feijóo tiene previsto registrar su proposición de ley de conciliación y corresponsabilidad familiar, que ha ido desgranando en los últimos días. El objetivo es captar a votantes «frustrados» y desencantados con un Ejecutivo con una precariedad parlamentaria muy evidente. Para el Gobierno, según manifestó su portavoz, Pilar Alegría, tras la reunión del Consejo de Ministros, es «cuanto menos irónico» que el PP hable de políticas sociales. «Cómo se habrá visto» para acometer ese giro social, ironizó.
La ministra prácticamente se mofó del viraje de Génova. Y lo comparó con el «meme» de lo que compras y «lo que te llega a casa». «Fíjense, escuchamos al Partido Popular hablar de los permisos de maternidad y paternidad cuando votaron en contra de la equiparación a 16 semanas, y no solo eso, es que además llevaron el recurso al Tribunal Constitucional. Nos hablan de la jornada laboral y la propuesta que plantean es concretamente concentrarla en cuatro días». La portavoz estiró algo más el argumento: no es creíble que el PP hable de educación y gratuidad, cuando la Junta de Andalucía ha devuelto 112 millones de euros al Gobierno central para crear 12.000 plazas nuevas y gratuitas de educación infantil.
Alegría insistió en que tampoco puede Feijóo dar lecciones cuando él mismo, cuando era presidente de la Xunta, eliminó la gratuidad de los libros de texto. «En materia de políticas sociales, el señor Feijóo tiene credibilidad cero», concluyó la portavoz del Ejecutivo.