El 28 de marzo de 1979 Estados Unidos estuvo cerca de vivir su particular Chernóbil. La central nuclear de Three Mile Island, en Pensilvania, sufrió el accidente más grave de la historia del país cuando el núcleo de uno de sus reactores colapsó, disparando su temperatura y virtiendo gases radioactivos a la atmósfera. La catástrofe, que según Greenpeace aumentó los casos de cáncer y leucemia en las localidades vecinas, obligó a las autoridades a descontaminar durante décadas el motor afectado. El otro siguió operativo hasta 2019, cuando los problemas financieros llevaron al cierre de la planta. Ahora, la fiebre por la inteligencia artificial (IA) podría revivirla y, con ella, los temores de los activistas climáticos.

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