Lejos queda de Aragón esa negociación que busca un acuerdo a tres bandas para reducir la jornada laboral a 37,5 horas y media. En Madrid andan tirándose los trastos a la cabeza y dan casi por imposible alcanzar un pacto, razón por la que los sindicatos se movilizaron ayer frente a las sedes de la patronal para exigir un desbloqueo de la mesa y, en su defecto, que el Gobierno legisle en favor de su reivindicación de forma unilateral. Pero si ayer centenares de afiliados a UGT y CCOO se manifestaban a las puertas de la sede de la CEOE en Zaragoza, este viernes se ha dado un sintomático hecho exclusivo de las tierras aragonesas. Los líderes de los cuatro agentes sociales mayoritarios de la comunidad se han dado cita en ese mismo lugar para debatir sobre el asunto de rabiosa actualidad en el terreno laboral.
Hasta ahí el talante negociador, porque poco se han desmarcado del discurso sindical y empresarial que marcan las direcciones nacionales. En resumen, los empresarios quieren que la jornada se negocie convenio a convenio y creen que de nada sirve modificar la base legal de 40 horas semanales, acordada en el año 1983. Los sindicatos abogan por «no dejar a nadie atrás», del mismo modo que se hizo con la subida del salario mínimo, y que si no hay avances el Gobierno debe aprobar la reducción de jornada mediante un ‘decretazo’. El acuerdo se antoja complicado.
Tanto José Manuel Arceiz (UGT) como Manuel Pina (CCOO) dicen ser «poco optimistas, casi pesimistas» con la posibilidad de alcanzar un acuerdo. «El debate no está bien enfocado en estos momentos. Los países más desarrollados cuentan con una jornada laboral menor a la de España, y el debate va más allá de un sector o de una empresa concreta», ha dicho Pina. «No somos optimistas con que se vaya a llegar a un acuerdo. Creemos que no lo habrá y habrá un momento en el que el Gobierno tendrá que legislar. Toca ahora reducir la jornada porque llevamos 41 años sin rebajarla técnicamente en el Estatuto de los Trabajadores. Queremos adaptar la realidad del 95% de los trabajadores, que trabajan menos de 40 horas a la semana, a la ley», ha señalado Arceiz.
Los empresarios piensan todo lo contrario y defienden que la reducción de la jornada no cabe en una reforma legislativa. «Es un tema que nunca debe salir del diálogo social. No se puede imponer de forma unilateral porque se convierte en una atropello a la negociación colectiva, la productividad y, sobre todo, a las pequeñas y medianas empresas», ha denunciado el presidente de la CEOE Aragón, Miguel Marzo, que insiste en que además «no hay un diálogo limpio». Lo mismo piensan desde Cepyme, donde creen que es un «error» que la ley implantara esta medida sin llegar a un convenio colectivo y pide mayor visibilidad para las pymes, que constituyen el 99% de las empresas españolas. Así lo ha señalado su secretario general en Aragón, Carmelo Pérez, que ha subrayado que puede suponer un «serio problema de supervivencia» para el sector.
La cuestión radica en cómo encaja la negociación colectiva en un asunto de difícil resolución como este. Las empresas lo tienen claro: no hace falta una base legal porque la mayoría de los convenios ya están por debajo de las 40 horas. Por eso desde la CEOE aseguran que siguen sentados a la mesa para negociar cuestiones como la «ampliación de horas extra o la transitoriedad de la aplicación de norma según los sectores». «No estamos cerrados a reducir la jornada, pero no queremos el café para todos y que además sea por decreto. Hay que analizar sector por sector«, ha reiterado Marzo.
«Hemos perdido un 7 % de productividad en los últimos 20 años. Alemania ha ganado un 8,5 % y Estados Unidos un 15,7 %; o sea, nos la estamos jugando. Las empresas españolas cada día son menos competitivas y si no hay competitividad, no hay futuro», ha asegurado Marzo. «No es lo mismo y no se puede juzgar una empresa de agroalimentación o del campo con una empresa de servicios de teleformación o de tecnología avanzada en Madrid o en Teruel, en un punto o en otro, en un tamaño o en otro, con turnos y sin turnos», ha señalado Carmelo Pérez.
Hizo referencia Arceiz al «súmum» de lo que es el diálogo social de Aragón. «Ayer vinimos a protestar a estas puertas para reivindicar la reducción de jornada y hoy venimos a explicar en una mesa nuestros motivos. Creo que demuestra la madurez y sensatez del diálogo social en la comunidad», ha resumido el secretario general de UGT Aragón.