El Gobierno pone toda la carne en el asador en el puzle presupuestario. El aplazamiento del debate de la senda de estabilidad concede un balón de oxígeno a Moncloa, que se avocaba a una nueva derrota parlamentaria a manos de Junts. Tras el fracaso de la reunión en Suiza con Puigdemont, el ala socialista de la coalición empezaba a asumir que no habría cuentas públicas para 2025. Sin embargo, llegó una orden directa desde Nueva York. El presidente, Pedro Sánchez, de viaje institucional en la ciudad estadounidense para participar en la Asamblea General de la ONU, pidió a los suyos una última intentona. Un mensaje que sirvió como detonante para retirar del orden del día de este jueves la tramitación de los objetivos de déficit y abrir la puerta a retocarla en un nuevo capítulo de las negociaciones con Junts, que ahora vuelven a abrirse.

Antes del mensaje que, según El País, envió Sánchez a los suyos, los socialistas se encomendaban a la reunión que Santos Cerdán tenía agendada con Carles Puigdemont en Suiza. Pero el encuentro no salió bien y la estrategia de Moncloa se desmoronó por completo. En pleno proceso de digestión de la caída de la senda de déficit tras el no de Junts al no ver satisfecha la larga lista de sus demandas y dar por incumplidos algunos acuerdos de investidura. El Ejecutivo comenzó a construir su relato descargando toda la responsabilidad hacia el Partido Popular mientras asumían el segundo rechazo de Junts a los objetivos. Pero entonces surgió la idea de retirar el debate y empezar de cero la negociación. Dicho y hecho. El martes, en el último momento y con sorpresa, se tomó la determinación al considerar que existía un resquicio para el acuerdo con la antigua Convergència.

Mensajes a Junts

La propia Miriam Nogueras ratificó en el Patio del Congreso la grieta. No se apean de su posición de máximos, pero verbalizan que “si el PSOE quiere” el ‘sí’ de Junts debía hacer cosas nuevas. En esas se encuentra la fábrica de ideas monclovita, que ha desplegado una política de gestos para asegurarse de que Puigdemont capta el mensaje. Las primeras señas no tardaron en llegar. La Junta de Portavoces abrió la veda con el desbloqueo de las comisiones de investigación parlamentarias (Operación Cataluña y la de los atentados de Barcelona y Cambrils) fruto del pacto de investidura de Sánchez, que se reactivarán a la mayor brevedad posible. Por otro lado, se accionó de nuevo el botón del uso del catalán en el Parlamento Europeo. En paralelo, desde la sala de prensa de Moncloa, los ministros se encargaron de abrir más la puerta, desplegando su voluntad de cerrar el acuerdo.

Pero los gestos no contentan a Junts. Los de Puigdemont exigen mucho más a Moncloa, sabedores del poder de convicción de sus siete diputados. Los neoconvergentes incluso han llegado a amenazar a Sánchez con “más derrotas parlamentarias” si no se da cobijo a su líder bajo el paraguas de la amnistía. La negociación entraña mayor complejidad, pues a la situación procesal del expresident catalán, le siguen otras demandas de difícil encaje como un incremento presupuestario para Cataluña o una mayor concreción del plan de financiación autonómica. Al margen del pacto de una ley orgánica que conceda a dicha comunidad la “competencia integral” en políticas migratorias.

El elefante en la habitación

Más allá de demandas en forma de iniciativas legislativas o competenciales, el problema de fondo es el de siempre: el futuro judicial de Carles Puigdemont. Hasta que no se resuelva su situación, Junts no moverá ficha en ninguna dirección y complicará aún más la negociación pese a todos los guiños del Gobierno. La última palabra sobre la vuelta definitiva del que fuera Molt Honorable la tiene el Tribunal Constitucional, aunque para eso aún queda un largo camino por recorrer. A este respecto, los socialistas defienden que ya cumplieron su parte con la aprobación de la ley de amnistía, pero los neoconvergentes insisten en que se aplique en su totalidad pese a que sea competencia de los jueces.

Hasta que eso ocurra, el elefante sigue en la habitación de le negociación, aunque Junts demanda algún gesto al Gobierno en este sentido. La decisión de la Abogacía del Estado, que recusó al magistrado de la Corte de garantías Mario Macías, líder del bloque conservador, se interpreta como uno de los guiños que demandan. Un movimiento que, por su parte, ha ratificado la Fiscalía mientras el Partido Popular maniobra para que se haga lo propio con tres de los jueces que componen el sector progresista.

El feedback de Junts es positivo. O al menos así se interpreta en círculos gubernamentales, al detectar un ligero cambio en su argumentario. Sin embargo, ese pequeño giro de guion no aplaca los nervios en Moncloa, donde aún ven el acuerdo muy lejos. Lo que sí ha cambiado desde este martes es que existe un mínimo resquicio. Y el Ejecutivo lo va a exprimir hasta sus últimas consecuencias. La pelota, por el momento, está en manos de Hacienda, aunque no dispone de demasiado tiempo porque necesita aprobar la senda de déficit con el fin de que comunidades y ayuntamientos puedan elaborar sus propios presupuestos antes de que acabe el año.

Fuente