Sólo en Madrid hay más de 40.000 gatos callejeros, pero no todo el mundo puede alimentarlos. De hecho, el Gobierno quiere que sólo lo hagan personas autorizadas. Esto, para reducir las colonias de gatos y así evitar conflictos vecinales por el cuidado de los felinos sin dueños.

Pese a que hay personas que siempre han alimentado a los felinos, y han propiciado la creación de estas colonias de gatos, no todas las personas pueden alimentarlos porque pueden surgir conflictos vecinales.

Aquí es donde aparece la ley de Bienestar Animal, en vigor desde septiembre de 2023. En ella, los grandes beneficiados son los gatos callejeros que se agrupan en lo que se conoce como colonias felinas.

Según la ley propuesta por el ministerio de Ione Belarra, estos gatos pasan a denominarse «gatos comunitarios» y deben ser atendidos y protegidos «como animales de compañía». La responsabilidad de alimentarlos, controlar su población y garantizar su asistencia sanitaria recaerá en los ayuntamientos.

En la ley de Bienestar la responsabilidad de alimentar y cuidar a los gatos callejeros recae en los ayuntamientos

Una ley que obliga a las administraciones locales a desarrollar Programas de Gestión de Colonias Felinas. Y por los que deben fomentar la colaboración ciudadana para el cuidado de los gatos comunitarios.

Esto es el responsabilizarse de su atención sanitaria, vacunarlos, desparasitarlos, alimentarlos, crear un protocolo para resolver los conflictos vecinales que puedan ocasionar los gatos, y responsabilizarse de la gestión de las colonias felinas que estén en las propiedades privadas.

Con todo esto, y aún de que esta ley esté con nosotros desde hace más de un año, siguen habiendo muchas dudas para las personas que, de manera altruista, se han estado ocupando (y lo siguen haciendo) de los gatos callejeros. Por ejemplo, a la hora de su comida: ¿qué dice la ley de Bienestar Animal si les damos de comer a los gatos callejeros?

En muchas localidades la normativa dice de multar a aquellos que den de comer a gatos callejeros

En muchas localidades la normativa municipal es clara y multa a aquellas personas que dan de comer a los gatos. Estas alegan que se genera suciedad, insalubridad y que esto provoca que los animales se multipliquen sin control. El caso más reciente ocurrió en la localidad de Arrecife, en Las Palmas de Gran Canaria, donde una persona fue multada con 1.500 euros por darles de comer a los gatos callejeros.

Ahora bien, esta no es la norma o la tónica general. Es cierto que ya hay asociaciones que están en contacto con las concejalías de medioambiente, que suelen ser las que se encargan de estos temas, de manera que sus socios sí que pueden alimentarlos.

Cada uno de sus socios cuenta con una identificación como colaboradores de las asociaciones, de manera que siempre que sigan lo pactado con las autoridades, no se les multa. Se suele pedir a estas agrupaciones que no alimenten a los felinos con sobras de casa, que lo hagan en un sitio determinado para que no se ensucien las calles y que mantengan todos estos lugares limpios.

En Barcelona se multa por ensuciar la vía pública, no por alimentar a los animales

Por ejemplo, en Barcelona, el artículo 27 de la Ordenança sobre la Protecció, la Tinença i la Venda d’Animals señala que no se prohíbe alimentar a los animales en la vía pública, pero sí está prohibido ensuciarla. Así, en el texto dice que se «establecerá qué animales y en qué circunstancias no pueden ser alimentados por los ciudadanos en el espacio público», pero «en todo caso, siempre se cumplirá con la obligación de evitar ensuciar los espacios públicos».

Por tanto, todos los que queramos saber si es legal o no alimentar a animales abandonados o salvajes en su lugar de residencia, debemos consultar las ordenanzas pertinentes de nuestra localidad.

Muchos gatos callejeros no saben sobrevivir

La realidad es que muchos de estos animales no saben sobrevivir. Algunos cazan por instinto, pero no por supervivencia. Además, se crearía un problema mayor, Porque si a los gatos se les deja de alimentar en sus lugares habituales, tendrán que buscar comida en otros sitios como en las basuras, y lugares públicos donde encontrar alimento, como restaurantes, bares o supermercados.

La realidad es que existe una superpoblación de gatos en las colonias, pues una gata puede parir más de 35 gatos en un año. Y si bien algunos mueren por diversas causas, otros muchos sobreviven, y llegados a la edad fértil siguen naciendo nuevas crías.

Muchas administraciones no han querido seguir las recomendaciones de las Entidades de Protección Animal que llevan años poniendo sobre la mesa la solución, la cual no es otra que el control de esos grupos de gatos mediante el método C.E.R (Captura-Esterilización-Retorno a su colonia). Las comunidades autónomas en las que se ha implantado el sacrificio se han visto obligadas a optar por este método al quedar prohibido el sacrificio de estos gatos.

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