buen precio, con alojamientos a pie de playa y relativamente cerca de Barcelona. Esta es la fórmula que ha hecho que el municipio de Santa Susanna, en el norte de la costa de Barcelona, haya estado a punto de morir de éxito este verano. «Ha sido lo nunca visto, hacía años que no se veía tantísima gente por aquí… Muchos extranjeros, eso sí», asegura Lesly, una veterana que ha trabajado esta temporada en uno de los numerosos puestos de suvenires que hay en el paseo marítimo. Especializada en «turismo familiar y de eventos deportivos», según el ayuntamiento, Santa Susanna tiene ahora mismo 23 hoteles, la mayoría de entre tres y cuatro estrellas y casi todos de grandes dimensiones, con 400 camas de media, amplias terrazas que miran al mar, piscinas y hasta algún pequeño parque acuático en su interior. Suman, en total, 10.600 plazas hoteleras, de las que el pasado agosto se llenaron el 99,4%. Los fines de semana el porcentaje de ocupación fue incluso tres décimas superior, del 99,7%. Ningún otro destino turístico de España ha conseguido, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), semejantes niveles de ocupación. Lo dicho, lo nunca visto.

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