Canarias aspira a ser una comunidad pionera en la reflotación al mar de cetáceos varados mediante el uso de herramientas desarrolladas en el Archipiélago y adaptadas a las distintas tipologías de la fauna marina. El equipo instruido por el Cabildo de Gran Canaria, en colaboración con el Loro Parque Fundación y el Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, piloteó ayer una jornada formativa en la playa de Las Canteras, con el objetivo de gestionar este tipo emergencias reduciendo el riesgo de muerte de ejemplares en varamientos individuales o masivos.
En zonas costeras con altos índices de varamientos, o ‘puntos negros’, las Islas Canarias son «uno de los pocos lugares donde este tipo de operaciones se llevan a cabo», destacó el consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, Raúl García Brink. El litoral del Archipiélago supone el hábitat de una hasta 30 especies identificadas de ballenas y delfines, en donde vara una media de 50 cetáceos al año, algunos de ellos todavía vivos. Una situación que atienden desde el equipo de IUSA de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, liderado por el catedrático Antonio Fernández, y desde donde se trata de dar respuesta a por qué un cetáceo vara en la costa.
«La casuística de varamientos de origen antrópico, es decir, las causas de muerte asociadas a la actividad humana, siempre se ha distinguido la actividad pesquera, que en comparación con otras regiones es baja, pero siempre hay un ligero porcentaje que fallecen por quedar atrapados en redes o enganchados en el anzuelo de algún palangre», apunta Fernández. La «causa de mayor preocupación» son los fast ferries, que causan daños en la población de grandes cetáceos, como los cachalotes, por colisiones. Las aguas de Canarias registran más de 20.000 conexiones de este tipo entre las Islas, algo que lleva a pensar al IUSA «si esta situación es sostenible, en cuanto a niveles de mortalidad y los datos de población de cetáceos». «Es un problema complejo que estamos investigando y que tiene implicados a navieras y centros de investigación», señala.
Equipo desarrollado en Canarias
Para lograr salvar la vida de los animales que acaban en la costa, la organización ambiciona implantar un dispositivo instrumental común a todas las Islas Canarias, que cumpla de acuerdo a las condiciones particulares de la costa y el cetáceo. «Estos dispositivos funcionan ya en EEUU o Reino Unido, pero no lo hacían en las Islas Canarias», reconoce el director de Loro Parque Fundación, Javier Almunia Portolés, uno de los grandes implicados en la iniciativa. Además, desde la organización ya apuntan a otros destinos, como el archipiélago de Cabo Verde, con un territorio especialmente sensible como es la isla de Boa Vista, para seguir expandiéndose por el Atlántico.
El proyecto subvencionado por el Gobierno de Canarias y el IUSA trata de construir herramientas para auxiliar a cetáceos varados en dos ejes que se sustentan a través del material y la instrucción a un equipo profesional. Un set que ya distribuyen a las ocho Islas con el objetivo de adecuar un protocolo común e implantar jornadas de formación. Todo en aras de disponer de un personal especializado en atención a cetáceos, con profesionales como el veterinario jefe del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS) de Tafira, en Gran Canaria, Pascual Calabuig Miranda.
Barras y hamacas para levantar animales «pequeños», que pesen menos de 250 kilogramos. Entre seis personas se trata desplazar al cetáceo en la camilla. Hay otras herramientas que contribuyen a la función termorreguladora de los cetáceos varados. Para ello se emplean toallas y lonas húmedas con el objetivo de «evacuar el calor» y disminuir la temperatura de un animal marino que se encuentre expuesto al sol y fuera de su hábitat natural.
En las costas con superficie arenosa o compuesta de callados, la fundación emplea colchonetas «para evitar heridas por rozamiento» y «facilitar su movilidad». Herramientas complejas para animales de mayor envergadura, elaboradas a partir de rodillos hinchables, «una especie de balones de zódiac» para poder manipular animales por encima de 250 kilogramos.
Mostrar el tamaño real de un calderón tropical y simulaciones para instruir a personas cómo deben actuar en este tipo de incidencias. «En la mayor parte de los varamientos los animales ya han fallecido o mueren a los pocos minutos. Los varamientos de animales vivos son una situación excepcional, pero es cierto que si existe una posibilidad de devolver a un cetáceo en buenas condiciones al mar estas herramientas son fundamentales.