- Una crisis cíclica y previsible
- Las comunidades y el Ministerio: entre reproches y falta de acción
- Carta de la ministra que ha provocado indignación en las consejerías
- Un verano que anticipaba el colapso
- Consecuencias para los pacientes
- ¿Soluciones a la vista?
El otoño trae consigo una nueva alerta para el sistema sanitario español. Con la llegada de la gripe estacional y un previsible repunte de casos de Covid, los hospitales de todo el país se enfrentan a un colapso en sus servicios de urgencias.
A pesar de las repetidas advertencias por parte de los sindicatos y profesionales de la salud, ni el Ministerio de Sanidad ni las comunidades autónomas han implementado medidas para resolver la falta de personal. Este déficit amenaza con dejar otra vez a los sanitarios desbordados y a los pacientes sin la atención adecuada.
Una crisis cíclica y previsible
Desde el sindicato CSIF (Central Sindical Independiente y de Funcionarios), se ha advertido de la sobrecarga que enfrenta el sistema de salud este otoño.
“Las enfermedades respiratorias, la incidencia del Covid y la gripe asociadas a esta época del año provocan que tanto la Atención Primaria como las consultas y los puntos de atención continuada se tensionen y saturen las urgencias hospitalarias en toda España”, explican fuentes del sindicato a Confidencial Digital.
La situación no es nueva, y desde CSIF han insistido en que las comunidades autónomas deben anticiparse con la contratación de refuerzos, algo que, según denuncian, no ha ocurrido.
En lo que va de año, la respuesta de las administraciones ha sido “insuficiente”. Los problemas que ya se vivieron durante el verano, con cierres de camas y récord de listas de espera para intervenciones quirúrgicas, anticipan lo que será un otoño complicado.
Las comunidades y el Ministerio: entre reproches y falta de acción
Las comunidades han señalado el déficit de médicos y enfermeros como una de las principales razones del colapso, mientras que el Ministerio les ha reprochado que esta problemática podría haberse mitigado si los gobiernos autonómicos hubieran previsto refuerzos en sus planes de contingencia.
El departamento que dirige Mónica García ha indicado que, aunque se han hecho “esfuerzos” para redistribuir el personal en las zonas con mayor presión asistencial, como las áreas costeras y rurales con alta afluencia turística, el problema de fondo sigue siendo la falta de un plan estructural a largo plazo.
A esto se suma el hecho de que muchas autonomías no cubren adecuadamente las vacantes por vacaciones, lo que ha dejado a hospitales y centros de salud con un personal insuficiente.
Carta de la ministra que ha provocado indignación en las consejerías
El pasado jueves, la ministra de Sanidad, Mónica García, envió una carta en la que urgía a las comunidades autónomas a contratar a los médicos internos residentes (MIR) que terminan su formación en septiembre.
La misiva ha generado indignación en algunas consejerías de salud del PP (Madrid, Murcia, Galicia, Castilla y León, Comunidad Valenciana y La Rioja) que han señalado que ya comenzaron los trámites para fidelizar a estos médicos meses antes y que no necesitan directrices de última hora.
Las comunidades han solicitado medidas estructurales más sólidas desde el Ministerio para paliar la falta de médicos, como la agilización de la homologación de profesionales extracomunitarios y el aumento de plazas MIR, algo que consideran fundamental para mitigar la escasez de personal en los próximos años. Sin embargo, hasta el momento no ha habido una respuesta concreta a estas peticiones.
Un verano que anticipaba el colapso
Los problemas que se están viendo ahora no son nuevos. El verano ya dejó al descubierto las carencias del sistema. Según datos proporcionados por sindicatos, decenas de hospitales enfrentaron un colapso en sus urgencias debido a la falta de personal y a los cierres temporales de camas (12.000 el verano pasado). Esta situación se agravó en zonas con alta concentración turística.
Además, la falta de previsión también afectó a la Atención Primaria. En muchas comunidades, el cierre de los centros de salud durante la tarde dejó a los pacientes con pocas alternativas más allá de acudir a las urgencias hospitalarias, saturando aún más el sistema.
Desde CSIF, se insiste en que esta falta de coordinación y de recursos provoca un efecto en cadena que se extiende desde la Atención Primaria hasta los hospitales.
Consecuencias para los pacientes
El impacto de la saturación en las urgencias afecta sobre todo a los pacientes. Durante el otoño pasado, muchos hospitales registraron tiempos de espera que superaban las 10 horas para acceder a una cama en planta.
En algunos casos, los pacientes tuvieron que esperar días en condiciones precarias, con camas separadas por biombos en unidades de observación.
Esta situación afecta especialmente a los grupos más vulnerables, como los ancianos y aquellos con enfermedades crónicas. El colapso de urgencias, advierten los expertos, aumenta el riesgo de mortalidad, ya que los pacientes no reciben la atención adecuada de manera oportuna.
¿Soluciones a la vista?
Para resolver esta crisis, tanto sindicatos como profesionales coinciden en que la solución pasa por una mayor inversión en recursos humanos y materiales. Según CSIF, es necesario más compromiso por parte de las administraciones para reforzar las plantillas de manera estable, en lugar de recurrir solo a contrataciones temporales durante los picos de demanda.
La coordinación entre el Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas será clave para evitar que la historia se repita cada año. Sin embargo, con el otoño ya a la vuelta de la esquina, las medidas implementadas hasta ahora parecen insuficientes para evitar un nuevo colapso en las urgencias españolas.
