Mahsa Amini salía del metro en una calle al norte de Teherán a mediados de septiembre de 2022 cuando la policía de la moral iraní la paró. Según ha recordado después su hermano, que estaba con ella, la interacción fue rápida, violenta, en un suspiro. Los agentes le recriminaron a la joven de 22 años que llevase el velo islámico “demasiado bajo”, y se la llevaron al coche. Allí, supuestamente, le pegaron una paliza que continuaría después en comisaría. Días después, la joven murió en un hospital de la capital iraní a causa de sus heridas. El gobierno persa nunca ha aceptado su responsabilidad en ello. 

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