La historia de un gato que solo desapareció unos días ha evolucionado en un bulo tan repetido por el Partido Republicano que se ha convertido en el tema más candente de actualidad de Estados Unidos de las últimas semanas -con perdón del aparente segundo intento de asesinato de Donald Trump-. En Springfield, Ohio, no hay ninguna prueba de que nadie se haya comido a ningún perro ni ningún gato, tampoco hay ninguna mascota desaparecida, pero el caos ya está servido.

Lo que parecía como una salida de tono más del expresidente en su debate contra Kamala Harris se ha convertido en una enorme ola expansiva que ha provocado cierres de colegios y organismos públicos por los 37 avisos de bomba recibidos. Niños migrantes de varios colegios han tenido que llevar escolta policial al entrar y salir del colegio. El ayuntamiento de la ciudad ha cancelado eventos por miedo a poner en peligro a la comunidad haitiana, en el centro del huracán por una mentira que el equipo de campaña de Trump no deja de repetir. Aun sabiendo que es falso. Aun no teniendo ninguna prueba que la respalde. Esta es la historia de cómo se creó el bulo.

«Hemos dicho a esos que hablan a nivel nacional que lo que están contando no es verdad», ha dicho el alcalde de Springfield, Rob Rue, del Partido Republicano, el mismo que Donald Trump. «Es frustrante cuando políticos a nivel nacional describen de forma errónea lo que está pasando y tergiversan nuestra comunidad», ha lamentado lo que califica de una «aborrecible respuesta a la inmigración» en la ciudad, pese a que los haitianos están beneficiando al lugar tanto social como económicamente.

Pero empecemos por el principio. La frase de Trump en el debate no fue una ocurrencia. El día del cara a cara, un miembro del equipo del candidato a vicepresidente y senador por el estado de Ohio (donde se encuentra Springfield) JD Vance llamó al ayuntamiento de Springfield para preguntar, literalmente, si eran ciertos los rumores sobre que estaban secuestrando y devorando a las mascotas. «Le dije que no. No había ninguna prueba ni ningún informe que mostrase que eso era verdad. Le dije que eran afirmaciones sin ninguna base», ha dicho el trabajador público Bryan Heck a la prensa. Pero antes de obtener una respuesta Vance ya había publicado los rumores ante sus casi dos millones de seguidores de X, antes Twitter, y continuó repitiendo la historia los días siguientes.

Fue esa misma noche cuando el expresidente trasladó el mismo rumor al plató de ABC News, donde tenía lugar su cara a cara contra Kamala Harris. «En Springfield se están comiendo a los perros, la gente que ha venido se están comiendo a los gatos. Se están comiendo a las mascotas de la gente que vive allí. Esto es lo que está pasando en este país», proclamó ante 67 millones de espectadores. En ese momento, Harris se rio. Pero las redes se lo tomaron mucho más en serio.

Durante dos semanas, en Estados Unidos han corrido como la pólvora los bulos racistas sobre los inmigrantes haitianos. Se han generado decenas de memes donde se ve a Trump protegiendo a perros y gatos. Se ha preguntado por el tema a todos los políticos que han sido entrevistados. Reporteros de todo el mundo se han desplazado a la ciudad y las autoridades han desmentido una y otra vez la misma afirmación. Sin embargo, miembros importantes del Partido Republicano como JD Vance y el propio Trump continúan repitiéndolos. El domingo pasado, el senador incluso reconoció la mentira. «Si tengo que inventarme historias para que los medios estadounidenses presten atención al sufrimiento de los estadounidenses, es lo que voy a hacer».

Garry Pierre-Pierre, fundador del Haitian Times, un periódico en Springfield, ha contado al New York Times cómo a lo largo de su vida se ha enfrentado a amenazas, intimidación y racismo, pero nunca a algo como lo de esta semana. Ha sufriendo comentarios racistas que le han obligado a cerrar la sección de comentarios de la web. Una de las jefas del periódico recibió una visita de la policía en su casa porque la habían acusado en falso de haber asesinado a alguien. Una entrevistada del periódico recibió amenazas por sus declaraciones y pidió borrar su nombre porque temía por su integridad física.

Una campaña para vender las deportaciones masivas

Todo apunta a que la intención de Trump era reforzar su imagen como el candidato que echará a los inmigrantes ilegales de Estados Unidos, puesto que ha utilizado el bulo para insistir una y otra vez en que empezará sus ya famosas deportaciones en masa allí en Springfield, si resulta elegido como presidente en las elecciones de noviembre.

Lo llamativo es que la mayoría de los 15.000 migrantes de origen haitiano que viven en Springfield son residentes legales, que están en el país con un programa de protección temporal que el Gobierno concede a personas de países en crisis. Vance ha dicho que este programa es ilegal, a sabiendas de que es falso. «Si Kamala Harris mueve la varita y ahora dice que estas personas están aquí legalmente, igualmente los voy a llamar ilegales», dijo después de un mitin en Raleigh, Carolina del Norte.

Sin embargo, Harris no creó ese programa: fue el Congreso estadounidense quien desarrolló ese estatus de protección temporal en 1990 y que han utilizado presidentes del Partido Republicano y del Demócrata para acoger a personas de países afectados por guerras, desastres naturales y otro tipo de crisis. Después, fue la Administración de Barack Obama quien concedió esta protección a los haitianos tras el terremoto que sufrió su país en enero de 2010, y después Biden ha renovado ese estatus a inmigrantes de Haití, pero también de Ucrania y Venezuela.

Entonces, ¿de dónde salió la idea de Trump y Vance? La única «prueba» que la campaña republicana ha aportado para tratar de demostrar su afirmación es un informe policial en el que una vecina denuncia la desaparición de su gato, y donde dice que se lo podrían haber llevado sus vecinos haitianos. Pero cuando un periodista fue a casa de la vecina Anna Kilgore esta semana, ella le contó que eso sucedió este mes de agosto, y que su gata, Miss Sassy, apareció en su sótano solo unos días después, sana y salva. La mujer asegura haberse disculpado con sus vecinos haitianos usando el traductor del móvil y con la ayuda de su hija.

La anécdota de Miss Sassy parece haber encontrado en la ciudad cuyo nombre se usó en los Simpsons el caldo de cultivo perfecto para denigrar a los haitianos. El año pasado un autobús escolar que conducía un haitiano se estrelló, matando a un niño e hiriendo a otros 20. El conductor no tenía permiso de conducir válido en Estados Unidos, y el incidente provocó tensiones en la ciudad. Muchos empezaron a recelar de los inmigrantes.

Y estas tensiones llamaron la atención a grupos supremacistas blanco que ya habían empezado a tener más actividad en varias ciudades estadounidenses a lo largo de este verano, como Tallahassee (Florida), Harrisburg (Pensilvania) o Nahsville (Tennessee). El Wall Street Journal ha publicado cómo el 10 de agosto un grupo de enmascarados que llevaban rifles y banderas con esvásticas se manifestaron en Springfield. El grupo se llama Blood Tribe, son neonazis y dicen tener seguidores en EEUU y Canadá.

Uno de sus miembros se dirigió en agosto al alcalde de la ciudad para amenazarlo. «Vengo a traer una advertencia. Parad lo que estáis haciendo antes de que sea demasiado tarde. El crimen lo único que va a hacer es aumentar con cada nuevo haitiano que traigáis». Esta persona fue expulsada del pleno municipal. Después, otro grupo, los Proud Boys, también se manifestaron en la ciudad armados. Otras ciudades del país han vivido eventos parecidos.

Siguiendo la misma línea argumental que la de este nazi, el propio JD Vance publicó en X que había un niño que había sido asesinado en Springfield por parte de «un inmigrante haitiano» que no tenía derecho a estar en EEUU. Esa misma noche, el padre del niño que murió en el accidente de autobús habló en el pleno del ayuntamiento y mientras temblaba pidió a los republicanos que no utilizasen a su hijo para su propio beneficio político. «Me gustaría que mi hijo Aiden Clark hubiese muerto a manos de un hombre blanco de 60 años. Apuesto a que nunca hubieran pensado que nadie podría decir algo así».

«Estamos viviendo el peligro al que llevan la desinformación y las historias inventadas», decía a la prensa el trabajador municipal Heck. Días después, la comunidad haitiana de Springfield sigue en peligro, aunque las muestras de apoyo de muchos vecinos, que por ejemplo se han lanzado a comer en restaurantes haitianos, han sembrado la esperanza. Mientras, el Partido Republicano continúa esparciendo una historia sabiendo que es un bulo.

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