Hace cuatro años ‘La que se avecina’ -la serie más longeva y exitosa de la televisión española- incorporaba el poliamor a sus tramas con el triángulo integrado por Javi, Lola y Martina mientras los españoles, prácticamente toda Europa, se encerraba en casa confinados por el Covid-19. La pandemia fue un antes y un después, reconoce Raquel, responsable del club para swingers Oops, en la zona alta de Barcelona. Lo corrobora Albert, su pareja y corresponsable del club. Ambos se iniciaron en las relaciones liberales hace más de quince años y confirman que este tipo de relaciones se ha normalizado mucho desde sus inicios.

Entonces historias como la relatada por Woody Allen en ‘Vicky Cristina Barcelona’ , (2008) sobre el enredo amoroso entre Vicky (Rebacca Hall), Cristina (Scarlett Johansson), María Elena (Penélope Cruz) y Juan Antonio (Javier Bardem) eran argumentos de película. Ahora, una decena de clubes como el suyo ofrecen sus espacios a quienes quieren vivir relaciones abiertas, solo en Barcelona, mientras la red de contactos JoyClub crece en toda Europa para facilitar los encuentros entre quienes han decidido dejar atrás las relaciones monógamas.

«Swingers, poliamor, o anarquía relacional» son los modelos en los que «se reubican» quienes «estamos en los márgenes«, más allá de la «monogamia que nos imponen» explica Cecilia Bizzotto, experta en relaciones liberales con una legión de seguidores en redes sociales. Una monogamia que Bizzotto identifica con la visión del «amor de Disney, el cuento de tu media naranja», imponiendo un un modelo en el que «la infidelidad se convierte en una válvula de escape».

Iniciación al mundo swinger

Bizzotto dirige un taller sobre cómo iniciarse en la «no monogamia». Esto es, en las relaciones abiertas, esas que se salen del marco tradicional. Una treintena de personas, más mujeres que hombres y la mayoría de entre los 30 y los 50 acuden a la cita. Hay parejas, solteros y quienes acuden con amigos para darse apoyo en su primera incursión en el mundo de las relaciones liberales. También se combinan iniciados en las relaciones liberales con novicios que buscan una puerta de entrada a este mundo. O un consejo para convencer a su pareja de las bondades de «abrir su relación».

La experta les propone «deconstruir» ese marco de relaciones monógamas para entrar en un mundo de relaciones polígamas que van desde la pareja que mantiene relaciones sexuales con otras personas –swingers– a la «anarquía relacional», en la que se multiplican las relaciones, sentimentales y sexuales, sin una jerarquización de parejas. O el poliamor, en el que hay una pareja predominante que establece relaciones estables, no solo a nivel sexual, con otras personas.

«Cuando nosotros empezamos era un mundo tabú» recuerda Albert, «buscábamos en Google y en foros de internet» en busca de nuevas experiencias. Y así conocieron los locales especializados. «Entonces la gente era más insegura, ahora son más jóvenes y muchos llegan a este mundo a lo loco» reconoce Raquel entre risas.

Su club se ha especializado en relaciones swingers y la mayoría de sus socios -no exigen cuota, pero sí registro para garantizarse un control de acceso al espacio- tienen entre 30 y 40 años. El acceso es libre para mujeres y parejas, pero los hombres solos necesitan en aval de dos parejas de socios. Porque la normalización de las relaciones abiertas también ha generado confusión, reconocen.

Los zombies

«Hay gente que va muy equivocada, cuando te escriben preguntando si tienen que pagar un extra por tener relaciones sexuales, o si pueden tenerlas con cualquier mujer presente ves que no han entendido nada y les tienes que decir que busquen otro sitio» relata Albert. Son lo que Bizzotto define como «zombies» de los locales de relaciones liberales: personas, en su gran mayoría hombres, que acuden solas a estos clubes para excitarse viendo las interrelaciones entre otras parejas.

En el foro de JoyClub la sexóloga Lisbeth Delgado ofrece consejos para no convertirte en un «zombie». Advertencias basadas en pedir el consentimiento antes de cualquier avance y se resumen con un conciso: «No asumas que las personas que acuden a un club liberal buscan tener encuentros sexuales con todo el mundo».

Los celos

Aunque el principal problema para los abonados a las relaciones liberales son los celos. Un condicionante que aparece también como el primer miedo entre los participantes en el taller de iniciación. Los celos son el principal miedo de los participantes novatos. Un miedo que no entiende Joana, una mujer bisexual que asegura estar más que dispuesta a ver a su pareja teniendo sexo con otra mujer. «Me encanta verlo disfrutar, y si la mujer me parece atractiva, quizá después tengo una oportunidad con ella».   

La clave, advierte Bizzotto, está en pactar con la pareja los límites que a cada uno le harán sentir seguro para evitar los celos. Hay parejas que acuerdan estar siempre los dos presentes, otros lo hacen pero separado pero quieren saberlo todo de la experiencia con un tercero mientras los hay que no quieren conocer ningún detalle. Algunos prohíben mantener relaciones en el domicilio compartido y para otros el límite está en el sexo grupal con miembros de su mismo sexo.

Lo explica Marcos, un joven participante en el taller, que tiene claro que es «muy hetero» y no quiere participar en sexo grupal con otros hombres. «Si me toca un hombre se corta toda la excitación» asegura, aunque sí le gusta, y mucho, ver sexo entre dos mujeres. Aunque el sexo no lo es todo en el mundo de las relaciones liberales, asegura Bizzotto. «La gente da por supuesto que las parejas liberales tienen mucho sexo, lo que tienen es mucho diálogo, hablan mucho» asegura, para esquivar los celos.

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