Veintiún años dan para mucho. A la familia de Juana Canal, para torturarse con la duda de si esta realmente les había abandonado, o si, como creían sus hijos, Jesús Pradales le había hecho algo, como ha terminado confesando. Dos décadas en las que 1.279 mujeres han sido asesinadas por la violencia machista y en las que España ha ido desarrollando una educación ciudadana y una legislación específica para atajarla. «La perspectiva es diferente hoy», reconoce un vecino del piso en el que se cometió el crimen, que dice que su familia no denunció las discusiones que escuchaban porque no pensaron que fuera nada grave. Hoy, dice, sí denunciaría.

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