Francia está juzgando estos días a un monstruo y a sus colaboradores por la violación múltiple y reiterada de la esposa del primero mientras ésta se encontraba bajo los efectos de una combinación de fármacos que el marido le suministraba para dejarla inconsciente. Es el ejemplo más reciente de la depravación y la crueldad que es capaz de alcanzar el ser humano. Basta con echar un vistazo a algunas crónicas de sucesos o a la lista de casos de violencia de género para darnos cuenta de que la comisión de atrocidades trasciende a cualquier dimensión espacio-temporal.

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