Karim El Baqqali, de 32 años, declarará este viernes en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Barbate (Cádiz), un día después de que fuera detenido por la Guardia Civil por el asesinato de dos guardias civiles el pasado mes de febrero, cuando una embarcación arrolló a una embarcación del instituto armado en un episodio muy doloroso para el instituto armado que consternó a todo el país.
Su detención se produjo de madrugada, fruto de las pesquisas de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que según fuentes próximas al caso, han trabajado en colaboración con agentes de la Comandancia de Cádiz. A esas dependencias en la capital gaditana fue trasladado Karim tras su detención en el puerto de Barbate, como confirma un video difundido por el instituto armado. Esto permitirá que no haya ningún otro juzgado involucrado más allá del que llevaba a cabo la instrucción desde el primer día, explican fuentes judiciales.
Bajo secreto
Las diligencias han sido declaradas secretas, por lo que de momento no han trascendido muchos más detalles de esta operación que se activó hace siete meses tras la muerte de los agentes David Pérez y Miguel Ángel González. Las asociaciones de la Guardia Civil celebraron la detención como “un importante avance” aunque algunas como Jucil piden “responsabilidades en todos los niveles” por la “mala planificación” del operativo.
Los familiares de las víctimas pidieron no reproducir las imágenes grabadas de aquella noche, cuando violentamente una narcolancha de gran potencia pasó por encima de una embarcación de la Guardia Civil, escribiendo una tragedia en la lucha contra el narcotráfico en la provincia de Cádiz y aflorando la falta de medios oficiales frente al poder de los narcos en la zona.
Una pieza molesta
Karim se había convertido en una pieza molesta para su organización, por la presión cada vez mayor de la Guardia Civil, que tras meses de investigación estrechó el cerco sobre su persona. Fuentes del caso aseguran que su propio clan, afincado en Marruecos y dedicado supuestamente al narcotráfico, le invitaba a entregarse a las autoridades españolas, ante la asfixia con la que vivía el entorno del acusado. El detenido era quien, según la investigación, estaba al volante de la narcolancha que el pasado 9 de febrero pasó sin piedad sobre una embarcación de la Guardia Civil en el puerto barbateño, para darse después a la fuga sin que fuera detenido.
Aunque el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, destacó la estrecha colaboración del Gobierno de Marruecos, mostrando su “satisfacción” por esta detención, fuentes del caso consultadas por este periódico descartan que haya sido “una entrega”. Marruecos, corroboran, ha colaborado pero no ha hecho ningún regalo.
El papel del país vecino ha consistido en ayudar contestando “en tiempo y forma”, aclaran fuentes de la Guardia Civil, a las peticiones de información de la UCO cuando se han cursado a través de una oficina de enlace policial, que se han ido haciendo a lo largo de la investigación.
Órdenes internacionales
El juzgado de Barbate ha emitido tres órdenes internacionales de detención contra los otros tres ocupantes de la narcolancha. Según informan desde el Instituto Armado, se tiene el convencimiento de que todos ellos «se encontrarían fuera de España desde fechas cercanas a los hechos».
Fruto de la investigación abierta en febrero, la UCO tenía ya reunido a finales de la pasada semana un atestado con suficiente carga de información e indicios sobre implicación y localizaciones posibles de los cuatro lancheros supuestos autores del doble asesinato, todos ellos de nacionalidad marroquí, y se había entregado para pedir la juzgado la petición de las órdenes. El atestado que ha instruido la Unidad Central Operativa señala a cuatro autores, y no más, y en todos los casos señalaba la posible localización de los cuatro en territorio marroquí.
El primer error
Poco después de los homicidios se arrestaron a seis personas que iban a bordo de una semirrígida a la altura del Campo de Gibraltar. Al frente de la misma, Kiko el Cabra, quien por entonces se convirtió en el principal sospechoso para las autoridades. Siguiendo esta lógica, fueron enviados a prisión provisional hasta que se esclareciera lo sucedido.
En mayo, sin embargo, un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) desmontaba esta hipótesis: no había sido Kiko el Cabra. Tras realizar un análisis exhaustivo de las imágenes captadas la tarde de la tragedia, se concluyó que la embarcación en la que viajaban los seis detenidos no coincidía con la que mató a los dos guardias civiles.
La investigación tenía previsto el marte pedir ya las órdenes internacionales de busca y captura para los cuatro hombres a los que atribuye el asesinato de los guardias civiles David Pérez y Miguel Ángel González, y se habrían activado cuatro órdenes, y no tres, muy probablemente este jueves, si no hubiera sido detenido Karim.