Se jugó a lo que pretendía. La misión era ganar, pero si no se podía, dejar una buena imagen en el partido de despedida de Son Moix hasta dentro de un mes. Y el RCD Mallorca consiguió ambas. De principio a fin sometió a una inofensiva Real Sociedad, que si bien no está en su punto más álgido de forma, tenía varias formas de hacer daño. Pero los de Jagoba Arrasate, feliz ante su primera victoria en casa, supieron anular cualquier amago de peligro rival y aprovecharon un penalti para ganar tranquilidad en la clasificación.
El técnico de Berriatua está consiguiendo lo que todos los entrenadores desean: tener a toda la plantilla enchufada. Tan solo Chiquinho, Van der Heyden, Luna, Cuéllar, Morey y Llabrés (estos dos últimos por lesión) no han tenido minutos en las seis jornadas que se han disputado hasta el momento. Que cada supuesto titular note el aliento de su relevo –aunque las rotaciones están siendo habituales en este inicio– ayuda a elevar el nivel de un equipo que empieza a disfrutar con lo que se está construyendo esta temporada.
Si los resultados acompañan es mucho más sencillo hacer un esfuerzo extra durante el partido, pero si no, esta plantilla tiene la capacidad de resistir. El de este martes era un choque muy importante, quizá el que más hasta la fecha en Liga. Era la última oportunidad de ganar en casa hasta dentro de un mes, meterle mano a un ‘grande’ en horas bajas y confirmar las buenas sensaciones de las últimas semanas.
Y se logró. Con un 4-4-2 que poco tuvo de clásico y ocho cambios respecto al duelo ante el Villarreal, el plan de anular el centro del campo de la Real Sociedad y amenazar a la contra funcionó. El Mallorca, al que le faltó cerrar el partido mucho antes para evitar el sufrimiento del final, supo cómo manejar el juego de posesión de los de Alguacil.
No dudó en retrasar la posición si la jugada lo pedía, pero salir rápido al ataque era innegociable, con el esfuerzo que eso conllevaba. Y si tocó replegar, Arrasate incidió todo el tiempo en juntar las dos últimas líneas del equipo para evitar situaciones como las vividas con Baena el sábado pasado. Y atrás, tanto Raíllo como Copete, supusieron un muro para los atacantes blanquiazules.
También fue fundamental la pareja formada por Samú y Mascarell. El tinerfeño, que en ocasiones se colocó como quinto central, fue la principal ayuda en la salida de balón y barrió todo lo que pasó por su zona. El portugués, más liberado de tareas defensivas, encontró apoyos en todo momento. Y junto a ellos, situados sobre el papel como extremos pero de interiores en la práctica, Robert Navarro y Sergi Darder abandonaron la banda para crear superioridad en el centro.
La fluidez del Mallorca a la hora de trenzar jugadas vino provocada por esta situación, pero no fue la única. Arriba, la pareja Abdón-Larin ayudó a desconcertar a la defensa txuri-urdin con los movimientos en ruptura del canadiense y el juego de espaldas del de Artà.
El triunfo frente a la Real Sociedad supone un espaldarazo a la nueva identidad del equipo, que todavía está por concretarse. Ahora viene un triple reto a domicilio para confirmar la mejoría.
Dani Rodrígue cumple 150 partidos en Primera
El futbolista del Mallorca Dani Rodríguez disputó contra la Real Sociedad su partido número 150 en la máxima categoría del fútbol español, todos vistiendo la camiseta del conjunto bermellón. Desde entonces, el centrocampista gallego ha aportado un total de 14 goles y 21 asistencias que han contribuido para que el elenco balear lograra salvar la categoría en las tres últimas campañas. Está a tres partidos de alcanzar los 250 en total en el Mallorca.