La investigación no frena: cada vez hay más pistas sobre cómo funciona el cerebro durante el embarazo.
Si hasta el momento no se sabía mucho sobre los efectos que tienen en el cerebro los cambios hormonales tan radicales que trae consigo la gestación, gracias a investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara (EE.UU) ahora se conocen bastante más. En concreto, su nuevo estudio que acaba de publicar Nature Neuroscience ha documentado con imágenes por resonancia magnética los cambios cerebrales a lo largo del embarazo de una madre primeriza de 38 años.
Los resultados podrían representar uno de los primeros mapas completos de los cambios neuroanatómicos a lo largo de la gestación.
Confirma resultados anteriores, como las reducciones en el volumen de materia gris después del parto, pero también añade algunos detalles, porque nunca antes habían observado el de una embarazada en plena metamorfosis.
Cómo se hizo el trabajo
En el trabajo, los investigadores recuerdan que casi el 85% de las mujeres de todo el mundo experimentan uno o más embarazos en su vida. Unas 140 millones de mujeres quedan embarazadas cada año.
Durante una ventana de gestación de aproximadamente 40 semanas, el cuerpo materno experimenta adaptaciones fisiológicas para apoyar el desarrollo del feto, que se inician con aumentos de 100 a 1000 veces en la producción de hormonas, incluidos el estrógeno y la progesterona.
Estas hormonas neuromoduladoras también impulsan una reorganización significativa del sistema nervioso central.
Así que los científicos la Universidad de California en Santa Bárbara realizaron un estudio de imágenes de precisión del embarazo en el que una mujer primípara sana de 38 años se sometió a 26 exploraciones por resonancia magnética y venopunción desde las tres semanas previas a la concepción hasta los dos años posteriores al parto.
Resultados
Los cambios más pronunciados que los científicos encontraron al tomar imágenes del cerebro durante ese tiempo fue una disminución del volumen de materia gris cortical, la parte exterior y arrugada del cerebro. Además, vel olumen de materia gris disminuía a medida que aumentaba la producción de hormonas durante el embarazo. Claro que esto, enfatizan los investigadores, no tiene nada de malo.
También observaron que las fibras de materia blanca mostrarban una mayor capacidad para transmitir señales de manera eficiente entre las células cerebrales, un cambio que desapareció una vez que nació el bebé.
Son todo cambios sugieren que el cerebro adulto es capaz de atravesar un período prolongado de neuroplasticidad, cambios cerebrales que pueden favorecer adaptaciones conductuales vinculadas a la crianza.
Más aprendizajes del cerebro
Por todo ello, la investigadora principal, Laura Pritschet, ha sostenido que «la neurociencia del embarazo no debería considerarse un tema de investigación de nicho», ya que los hallazgos generados a través de esta línea de trabajo «profundizarán nuestra comprensión general del cerebro humano, incluido su proceso de envejecimiento».
El artículo forma parte del trabajo de un consorcio internacional que busca descubrir todos los misterios del cerebro que aún quedan por resolver en las mujeres embarazadas.
En él paraticipa la Susana Carmona, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. En una opinión recogida por el Science Media Centre España, apunta que «sin duda, este y otros estudios centrados en caracterizar los cambios cerebrales en embarazadas nos pueden ayudar a comprender, predecir, y prevenir patología mental posparto, entre otros fenómenos».
Toda esta investigación para conocer bien cómo cambia el cerebro durante la gestación también puede ser útil para medir los cambios asociados a la crianza. Y eso va más allá de los madres.