En los últimos años, el acoso escolar, no sólo se limita a los pasillos de los colegios, sino que traspasa las aulas y continúa en los dispositivos electrónicos de los chicos. Este tipo de acoso es el ciberbullying, una de las variantes más dañinas de la violencia escolar. Carlos Represa, es experto en seguridad digital y protección del menor, ha compartido en el programa ‘Ecclesia en salida’ su historia como padre de dos hijas que han sufrido, de primera mano, este tipo de acoso.
Carlos ha explicado que todo empezó cuando su hija mayor, Nidia, sufrió ciberbullying a los 14 años, de quienes se suponía que eran sus amigos “Los insultos no terminaban cuando salía del colegio; llegaban a casa a través de las redes sociales. Empezamos a notar cambios en su comportamiento y salud, sin entender la raíz del problema. Nos dimos cuenta de que algo no estaba bien, pero no teníamos respuestas. La sociedad en general y el sector educativo en particular, desconocía en ese momento lo que se venía encima”.
El ciberacoso que recibía su hija y que inicialmente fue ignorado por los colegios, seguía creciendo. La falta de formación y herramientas en los profesores hizo que se mirara hacia otro lado, bajo la creencia de que todo lo que sucedía fuera de las horas de clase no era su responsabilidad. «Los adultos no sabíamos cómo reaccionar, y ellos menos».
Además, la historia se repitió con su hija menor en su etapa universitaria. El acoso incluyó amenazas y suplantación de identidad digital, y esto llevó a los tribunales a emitir una orden de protección no sólo para su hija, sino también para Carlos: “El juez me protegió a mí porque la persona que acosaba a mi hija me suplantaba digitalmente, difamándome y acusándome de cosas falsas”.
amenazas y suplantación de identidad digital
Como ha explicado Carlos, decidió entonces dar un giro a su vida profesional y dedicarse a la protección de los menores en Internet: “En ese momento no hubo respuestas, ni del sector educativo ni de los poderes públicos. Decidí que me dedicaría a visibilizar y proteger a los menores en Internet. La digitalización de la vida de nuestros niños está cambiando su forma de desarrollarse, y tenemos que estar preparados”.
Hoy, como experto en seguridad digital, Carlos denuncia la complejidad de la situación actual en los colegios y en el entorno familiar: “La presión que sufren los docentes es enorme y, tras la pandemia, la violencia digital ha alcanzado niveles insostenibles. Según un informe reciente, tres de cada cuatro niños, especialmente niñas, han sido víctimas de algún tipo de violencia sexual digital«, explica, y añade que el problema muchas veces no se comunica porque los niños “no encuentran espacios donde se les escuche sin ser juzgados”.
‘GOOD GAME’, EL PROYECTO DE SUS HIJAS
Además, Carlos participa en el proyecto Goodgame, una iniciativa educativa impulsada por sus hijas, en la que también colabora: «Nidia, tras su experiencia, comenzó a dar charlas por toda España, y muchos niños confiaron en ella para contarle sus problemas. Pero se dio cuenta de que, cuando ella se iba, los problemas seguían allí«.
De esta reflexión surgió Goodgame, un proyecto audiovisual que permite a los profesores trabajar de manera inmersiva y participativa con los alumnos: «Es una herramienta fundamental en la educación digital de los niños, porque les permite involucrarse en las tramas y personajes de una manera que no sólo escuchan, sino que también participan».