A Volodímir le da más miedo perder la dentadura que los bombardeos diarios que golpean su ciudad. Por eso suelta el bastón y se palpa los dientes al terminar cada frase. Está sentando en un banco de una calle desierta de una ciudad fantasma. Cuatro semanas atrás, Ucrania invadió la región rusa de Kursk, y Sudzha, a 11 kilómetros de la frontera, es la población de mayor tamaño capturada hasta la fecha.

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