Habrá proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2025. El Gobierno redactará el texto y lo llevará con seguridad al Congreso, aunque no reúna los apoyos suficientes. Aunque no salga adelante. Aunque los grupos le den la espalda. Pedro Sánchez está dispuesto a asumir una derrota parlamentaria de enorme calado político. Pero incluso encajando ese golpe entiende que no ha de activar el botón de elecciones generales. No las anticipará porque entiende que puede seguir adelante, porque queda legislatura, porque hay, como él mismo defiende, «Gobierno para largo».
Es la tesis que ahora esgrime la Moncloa. La que dejaban clarísima fuentes del Ejecutivo este viernes. Y es capital el adverbio, el ahora. Porque antes no se situaba en ese planteamiento, porque el propio presidente, en febrero de 2019, anticipó los comicios cuando los independentistas hicieron fracasar su proyecto de Presupuestos de ese año. En el Gobierno aducen que las circunstancias han cambiado, que está obligado a presentar las cuentas del Estado, pase lo que pase, y que si decaen no tiene por qué llevar aparejado un adelanto electoral porque la legislatura no ha hecho más que arrancar, y eso no sucedía en 2019, cuando además las cuentas que estaban vigentes eran las impulsadas por el Ejecutivo anterior, el de Mariano Rajoy.
«Nos vamos a arriesgar. Los vamos a presentar», sentenciaban fuentes de primer nivel del Gobierno este viernes. Y, en sí misma, esa declaración de intenciones ya supone un giro respecto a lo que el Ejecutivo defendía hasta hace unos meses, antes de las elecciones catalanas, antes del pacto de PSC y ERC que ha alejado a Junts de la mayoría de investidura. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, siempre había defendido que los Presupuestos solo podían llegar al Congreso si previamente reunía los apoyos necesarios para salvar el primer trámite, el decisivo: el debate de totalidad.
Y es que la tradición democrática pesa: si ese debate se pierde, si las cuentas públicas —la ley más importante que se aprueba anualmente en el Parlamento— son devueltas al Gobierno, este queda herido de muerte. Game over. En 1995, la Cámara baja rechazó los Presupuestos del año siguiente del Ejecutivo socialista, y Felipe González se vio abocado a anticipar los comicios, los que finalmente ganó José María Aznar, los del 3 de marzo de 1996.
(Habrá ampliación)