El reencuentro del equipo que cautivó al mundo en la Eurocopa se quedó a medias. Su partido ante Serbia, en Belgrado, alternó tramos de parálisis en la circulación con otros, más reducidos, de asedio. Aunque la constante que se mantuvo durante todo el encuentro fue el atasco español en la meta de Rajkovic. Empate (0-0) en el debut de La Roja en la Nations League, el título que impulsó el proyecto de Luis de la Fuente. [Así hemos vivido el partido entre España y Serbia].

En Belgrado hubo que esperar hasta el minuto 25 de partido para estrenar el casillero de remates a puerta. Lo hizo Zubimendi, con un tímido y lejano disparo que atrapó Rajkovic sin problemas. Ni siquiera tuvo que estirarse para detener el balón. Fue el epílogo de un encuentro que fue como una cita con el dentista. Serbia viró el encuentro hacia su zona de confort. 

Huyó el duelo de tú a tú con balón y se centró en convertir cada jugada en un duelo individual. Enseguida se convirtió en un partido gris. Plagado de faltas, tarjetas amarillas y un juego, el español, espeso y previsible que no hizo grietas en la sólida defensa balcánica. Un punto que sabe a poco pese a las ausencias de Unai Simón, Rodri y Morata, la columna vertebral de Luis de la Fuente.

Ni la verticalidad por las bandas ni el juego interior dieron a España la precisión en los metros finales mostrada en la Eurocopa. Sobre un paisaje dibujado desde antes que rodara el balón. Serbia, que abandonó la Euro por la puerta de atrás, cumplió con lo esperado. Se instaló con una línea defensiva de cindo futbolistas y otra por delante integrada por cuatro jugadores.

Dos muros de contención. Irreductibles para los de Luis de la Fuente, lentos en la circulación y en la exploración de caminos para encontrar soluciones. Ayoze actuaba como de Morata y Zubimendi de Rodri. Sin embargo, fueron los balcánicos los que más cerca estuvieron del gol. Jovic desaprovechó un mano a mano con Raya al cruzar en exceso su disparo. España mantenía la calma y la confianza en su plan.

El entramado serbio se fue agrietando a medida que avanzaba el reloj. Fabián Ruiz se movía con un funambulista en espacios reducidos. Lamine y Nico seguían buscando rebasar a su marcador, pero no era suficiente. El muro serbio se mantenía en pie y con apenas algún rasguño.

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