La elección de Diego Rubio para sustituir a Óscar López al frente del Gabinete de Pedro Sánchez ha causado cierta sorpresa en Moncloa y en el PSOE. Pese a estar ya Antonio Hernando por el Gabinete -era el ‘número dos López- el presidente ha apostado por Rubio (Cáceres, 1986), un “tipo muy capaz”.
Este licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Barcelona ha ido escalando puestos en Moncloa con la misma rapidez con la que ha ido cosiendo su relación con Sánchez, con el que ahora tiene “mucha confianza”. Y todo “sin tener un padrino”.
Llegó a Moncloa en 2019 de la mano de Iván Redondo. Era uno de los chicos de los “papers” dentro de un gabinete que entonces tenía un perfil “más técnico”. Pese a la salida de Redondo en julio de 2021, Rubio aguantó en un equipo donde predominaban los carné del PSOE.
Su trayectoria ascendente ha provocado algún que otro recelo. No solo a los más socialistas sino también en el mundo diplomático en el que navegó en los últimos meses. Pero los que han trabajado o trabajan con él lo describen como una persona “correcta”, “trabajador nato y leal a todos los jefes que ha tenido”, además de “tremendamente válido”.
En la declaración para dar cuenta de su nombramiento, Sánchez subrayó de él que se licenció con el “mejor expediente académico del país, obteniendo el Premio Nacional de Excelencia Académica». Que hizo sus estudios de posgrado en la Escuela Superior de Francia y que cuenta con un doctorado en la Universidad de Oxford. Así como que ha sido investigador y docente en dicha universidad británica, miembro de la Escuela de Política, Economía y Asuntos Globales del Instituto de Empresa y asesor de organismos internacionales como las Naciones Unidas y la Comisión Europea”.
Un currículo que evidencia que “no tiene más padrino que el esfuerzo y la perseverancia”, y demuestra que es una persona “muy inteligente”, como le describen quienes han estado a su lado. “Conoce gabinete” porque, además, ha pasado “por muchas tareas” y, por tanto, acumula “experiencias”. Alguna “muy importantes” fruto de su nueva responsabilidad como secretario General de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica. Un puesto que le llevaba a ejercer de ‘sherpa’ -el negociador de España- en las últimas cumbres europeas.
En la parte más personal, de Rubio destacan que “no olvida su origen extremeño” y que “cuando vuelve a Extremadura le gusta ir al campo”, para evadirse. Pero pisa su tierra menos de lo que le gustaría.
Este arraigo extremeño aporta a Sánchez “una visión periférica de España” muy valiosa para este puesto de Gabinete y para que el presidente evite caer en no ver más allá de la M-30 madrileña, apuntan desde Moncloa.
De él ahondan en que “no le debe nada a los contactos”, pero sí que sabe usarlos. Por eso, la conclusión de personas que han trabajado con él es que, pese a ser un “desconocido” en la política, “lo puede hacer muy bien”. “Necesita tiempo, -a ver el que le dejan-. Aunque ya estaba asumiendo parte de las tareas de Óscar López.