El hecho de que la temporada turística se esté alargando cada vez más, de junio a prácticamente octubre, y la subida general de precios, que han hecho que muchas familias hayan moderado sus gastos, han sido determinantes para que bares y restaurantes hayan cerrado el verano con un balance tirando a discreto. Un 44,5% de los establecimientos españoles han registrado un descenso de clientes y un 57,7% han visto cómo en los dos meses teóricamente álgidos han acabado haciendo menos caja que en el mismo periodo del año pasado, según un informe hecho público este miércoles por la Confederación de Hostelería de España.

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