Casi un mes después, la segunda huida de Carles Puigdemont sigue contando con muchas incógnitas. El 8 de agosto, el que fuera president de la Generalitat y se fugara después el 1-O volvía a Cataluña para hacer un acto de fuerza y boicotear la investidura de Salvador Illa. El neoconvergente no consiguió ni acercarse al Parlament, blindado por un fuerte operativo, pero sí consiguió driblar a los Mossos d’Esquadra y escapar una vez más sin ser capturado, evidenciando el fracaso de la Operación Jaula.

El secretario general de Junts, Jordi Turull, ha dado este lunes más detalles sobre como fue la huida con la que Puigdemont consiguió despistar a las autoridades. La última imagen del expresident le ubicaba en el asiento trasero de un coche, pero, lejos de lo que se podía pensar, no fue en este momento cuando puso rumbo directo a Bélgica. Primero, el buscado por la justicia pasó por tres pisos de particulares y esperó hasta que Salvador Illa fue nombrado oficialmente líder de la Generalitat y el operativo de los Mossos se desactivó.

Así lo ha revelado Turull ante los micros de Rac1, donde ha confesado que la intención de su compañerp de partido era acceder al Parlament para hacer una entrada épica en algún momento de la sesión de investidura. «El objetivo de Puigdemont siempre era entrar en el Parlament», ha reconocido, pero el dispositivo policial desplegado no dejó ningún agujero por el que acceder. Así, ante la imposibilidad» de acceder, optó por refugiarse hasta que pasases la tormenta. Las comunicaciones, a través de teléfonos sin conexión a internet.

Puigdemont se marchó en un coche desde la zona del Arco de Triunfo de Barcelona, donde se celebró su baño de masas, para esconderse en un piso de la zona para «esperar» y decidir si acudía a la investidura o no, según ha confirmado Turull. Entre las 12:00 y las 13:00 horas, desistió de sus intenciones y tomó la decisión de huir del país, parecer que le obligó a cambiar su ubicación antes de poner rumbo a Waterloo. Antes de poner rumbo a tierras belgas, a las 20:00 horas, a Turull y a Puigdemont todavía les dio tiempo a cambiar otra vez de piso.

Defensa de los Mossos

La huida de Puigdemont puso en evidencia a los cuerpos de seguridad y rápidamente llovieron las acusaciones sobre los Mossos. El expresident abandonó Cataluña en el asiento trasero de un coche, por una ruta que Turrull no ha querido revelar por “seguridad”. Preguntado por el objetivo político de la acción, Turull ha defendido que se optó por la «confrontación».

Asimismo, ha asegurado que Puigdemont quería evitar que los Mossos detuvieran a un expresidente de la Generalitat. «El que dio pena e hizo el ridículo fue la dirección política de los Mossos», y ha asegurado que le sorprendió mucho la rueda de prensa posterior del ahora exconseller de Interior Joan Ignasi Elena (ERC) para explicar el dispositivo.

Fuente