No sé qué tiene el mes de agosto que se nos escapa de la mano, que se nos acelera y que tan pronto llega el puente de la Asunción, día 15 de agosto, llega el 31 de agosto, víspera de septiembre, de ese mes del que decía una canción de juventud que “cuando llega septiembre, todo será maravilloso” y que para muchos marca el inicio de un nuevo curso, de un nuevo año. Y uno, como es costumbre, sigue retirado y tranquilo en este pueblo sierense de Traspando, viajando con sus lecturas o personándose en aquellos lugares que reclaman su presencia.
Intentar resumir en unas cuartillas lo vivido este mes, es tarea imposible, ya que las vivencias son diferentes según el momento y personas que te acompañan, pues en vacaciones la ingesta de un mismo vino produce emociones diferentes. No obstante, a pesar de estas limitaciones, vais a permitirme que concentre mis vivencias en antes del 15 de agosto y después del 15. Y antes del 15 de agosto, a nivel de Asturias, nuevamente Gijón y su centenaria y exitosa Feria de Muestras ha marcado su hito, así como la reinstaurada Feria Taurina de Begoña, que va camino de hacerlo, dado el compromiso asumido por empresa y Ayuntamiento para que esta feria tenga su importancia en el calendario taurino, y lo vivido en esos cuatro festejos da prueba de ello. En Siero las tradicionales fiestas de la Virgen del Buen Suceso o Virgen del Carbayu, en Lugones; la Virgen de la Salud en Lieres, las de San Félix de Valdesoto con sus originales y creativas carrozas… Mi agradecimiento y admiración a todos los que hacen posible que estas fiestas se puedan celebrar.
La visita a la Feria de Muestras es obligada, está en el ADN de todo asturiano, de ahí que año tras año se incremente el número de visitantes, y casi se puede decir que no hay asturiano que no la haga suya y que no saboree su clásico bocadillo de calamares, con su caña, vino o sidra…De los expositores no hablo, ya que cada cual tiene sus preferencias, entre ellas las del sector del automóvil, que cada año tiene más novedades , ofertas y sorpresas. Es de destacar la cuidad exposición que recreaba los 100 años de existencia de la Feria.
La Feria Taurina del Bibio, con pregón incluido a cargo del director del diario El Mundo, don Joaquín Manso, ha marcado su impronta con sus cuatro festejos y con diestros del máximo nivel en el escalafón taurino como el rejoneador Diego Ventura o toreros como Alejandro Talavante, Daniel Duque, Morante de la Puebla, José Marí Manzanares, Juan Ortega, Enrique Ponce, Roca Rey, Ginés Marín o novilleros como Manuel Román y Marco Pérez. La Feria año tras año va a más y deja buen sabor de boca en los aficionados. No falta detalle. Presentación, decoración e incluso la música, responde a unos criterios de exigencia y calidad que agradece el público. Lo vivido el domingo, 18 de agosto, es difícil de olvidar, quedará grabada como una jornada memorable en la Historia del coso del Bibio. Los toros de Núñez del Cuvillo, con las fuerzas justas, solo se picaron una vez, dieron el espectáculo esperado. El día lo merecía: se despedía de la afición el diestro valenciano Enrique Ponce, que tantas tardes de gloria ofreció a las aficionados gijoneses y que fue recibido con letras en la arena que decían: “Ponce, gracias”. Fue todo un espectáculo, de esas tardes que generan afición y de ello tuvo mucha responsabilidad el maestro de maestros, el toreo de Chiva, Enrique Ponce. Quería que su despedida fuera sonada y lo consiguió. Con su maestría, perfección, experiencia, estética. Hacía tiempo que no veía bailar a un torero al son del pasodoble, mientras enamoraba con su capote a “Dudosito”, precioso toro que respondía con nobleza a las habilidades del toreo. El enamoramiento del toro y torero era total. ¡Lástima que la suerte de la espada no le acompañará! La tarde prometía. Era el primer toro y se atisbaba un día de gloria, de dicha para todos. De esos que generan afición y el principal protagonista Enrique de Ponce, que en su cuarto toro logró la perfección y el triunfo con dos merecidas orejas. ¡No se puede uno despedir mejor de afición! ¡Muchas gracias maestro! Sus compañeros de terna, Andrés Roca-Rey y Ginés Marín, también estuvieron a la altura de las circunstancias. Andrés, con su maestría, temple y valentía, que sacó de su toro “Blanquito”, preciosa res que hacía honor a su nombre, pases memorables y muy apurados y nuevamente, la espada, le quitó el merecido triunfo. Ginés Marín, el diestro pacense, supo sacar con paciencia y dominio su oreja a cada toro de su lote- los dos más flojos de los seis- pases precisos, medidos, apurados y dejándonos pruebas evidentes de su destreza con la espada. ¡Tarde de gloria en el Bibio, de las que no se olvidan!¡Puerta grande para Enrique Ponce y Ginés Marín!
La segunda quincena de agosto viene marcada para todo vecino de Traspando, como es mi caso por estas fechas, por las fiestas del Carmen , con su verbena del sábado en el patio de la Escuela, amenizada por el Dúo Duende y por la celebración de la Santa Misa y procesión en la Capilla de San José, en honor a la Virgen del Carmen. Y posteriormente comida de fraternidad y familiar… Pero este año quien os escribe quiere hacerse eco de un suceso relevante, importante, de los que marcan época y camino, y más en estos tiempos bipolares, confusos, líquidos, donde parece que nada es estable, perenne; en los que palabras como entrega, renuncia, dedicación están en desuso. Y es que si hace más de setenta y cuatro años se casaron Belarmino y Luisa y comieron su boda en el “praú del Biesgu”, al lado de su casa de La Facienda, hoy su hija Rosi y su marido Alfredo, celebraron sus cincuenta años de matrimonio, en compañía de los suyos: hijos, nietos, hermanos, en la capilla de San José de Traspando, dando gracias a Dios por tanta dicha, y comieron en compañía de los suyos en La Facienda, su casa. Y es que como muy bien dijo don Roberto, sacerdote de Feleches-Traspando, ejemplos como éste hacen mucho bien y son muy necesarios en los tiempos que vivimos, y es que como dice Stefano son “50 vida de oro”.
¡Viva la familia Díaz-Díaz! ¡Viva la familia Montes Moro! ¡Que la Virgen del Carmen les proteja y nos proteja! El 25 de agosto ha sido muy importante para todos nosotros en la Facienda. ¡Alfredo y Rosi, Rosi y Alfredo: ¡ENHORABUENA!
En el apartado de mis viajes en libro me encontré con la novela del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, titulado “Margarita, está linda la mar”, en el que aparece un personaje, de profesión peluquero, que dice llamarse Ovidio Parajón, nombre que me sorprendió, ya que también tenemos en esta zona, concretamente en Lamuño, un vecino que se llama así y que es natural de Traspando. ¡Sorpresas que da la vida en este viaje literario!
P.D Este 30 de agosto ha comenzado la novena de la Virgen de Covadonga. El santuario repleto, lleno de público. El autobús de mi parroquia llegó al Repelao a las 16.45 y hasta las 17.20 no pudo aparcar cerca del Museo de Covadonga. La misa en la Basílica era oficiada por el Cardenal asturiano Don Ángel Fernández Artime, que en su bella y elaborada homilía pidió a la Santina que no tuviéramos una fe adormecida ni un corazón endurecido. ¡Que así sea!