Por vocación, porque disfrutan con el deporte y porque la suya es una experiencia única, al menos en nuestro país, los oftalmólogos del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) Francisco Ruiz-Oliva y José Manuel Abalo Lojo siguen estos días el desarrollo de los Juegos Paralímpicos de París de una forma muy diferente a la del resto de los ciudadanos de España.
Y es que ambos profesionales sanitarios son los únicos de todo el Estado que forman parte del panel de clasificación internacional encargado de evaluar y clasificar la discapacidad visual de los deportistas que compiten desde esta semana y hasta el próximo 8 de septiembre en las diferentes pruebas de la que es sin duda la cita más esperada por los atletas de élite de todo el mundo.
64 clasificadores en todo el mundo
Integrantes ambos de un colectivo de clasificadores del Comité Paralímpico Internacional compuesto por 64 miembros en la actualidad, ambos explican en conversación con EL CORREO GALLEGO que su labor se lleva a cabo en los distintos campeonatos internacionales que tienen lugar cada año, puesto que “quienes van a los Juegos ahora ya han tenido que ser clasificados previamente”, tal y como apunta Ruiz-Oliva, quien añade que “las Paralimpiadas son el único evento deportivo en el que no se clasifica a los deportistas en la propia competición”. No obstante, indica que es algo que “cambió hace un tiempo porque inicialmente sí se hacía en los propios Juegos, pero llegó un momento en el que se vio que no se les podía hacer llegar hasta allí para que luego se tuvieran que marcharse a casa sin haber podido competir, supongo que también por cuestiones organizativas, por todo lo ello que conlleva”.
Calcula que se habrán celebrado ya seis o siete Juegos con este método, puesto que recuerda que “en las de Barcelona, Londres y Sydney sí se clasificaban allí mismo”.
Pioneros en España
Y es que, con una larguísima trayectoria a sus espaldas, su experiencia paralímpica arrancó con las que se celebraron en la ciudad condal. “A nivel del Comité Organizador y de la ONCE, que entonces ponía mucho dinero en esto, se comentó que no había clasificadores españoles y que debería haberlos. Se hizo una convocatoria, me presenté y aquí estoy”, señala sobre unos inicios en este campo en los que recuerda que también comenzó esta andadura otra persona, si bien “al final no pudo continuar porque su consulta le ocupaba demasiado tiempo y lo dejó”.
Pionero por tanto en España y durante muchos años prácticamente el único representante en este panel de clasificadores, Ruiz-Oliva es también en parte el responsable de que Abalo haya seguido sus pasos, ya que como este indica, “tuve la suerte de que él me avisara cuando se convocaron nuevas plazas en el año 2015. Me fui a Atenas, hice el curso, después los exámenes y desde entonces he tenido la fortuna de ser clasificador internacional”.
Dos competeciones anuales
Una labor que ambos oftalmólogos del Área Sanitaria de Santiago y Barbanza continúan realizando de forma activa a lo largo de todo este ciclo olímpico, con una o dos participaciones anuales en otras tantas pruebas, en el caso de Ruiz-Oliva la última fue en Madeira, y en el de Abalo, que lamenta que “no vamos a tener la suerte de poder ir a París”, en México.
Y es que, pese a que el calendario es muy amplio, también ellos compaginan su trabajo en el CHUS con esta actividad altruista, puesto que “no está retribuido, el comité organiza el viaje y nos busca el alojamiento, pero por esto no cobramos nada, todos somos voluntarios”, afirma Ruiz-Oliva.
Voluntarios que para poder continuar formando parte de este equipo, al que no es fácil acceder entre otras cosas porque no se convocan plazas a menudo, deben someterse a una serie de exámenes periódicos y superarlos.
Deportistas en igualdad de condiciones
Sobre las pruebas que deben realizar a los deportistas y de las que en buena medida dependerá en qué nivel tendrán que competir o incluso si podrán hacerlo en alguna de las categorías o no, Abalo asegura que “nuestra labor consiste en que los atletas compitan en igualdad de condiciones, que haya un campo de juego justo y equilibrado;se trata de agrupar un poco a los atletas que tengan una visión parecida, buscando que sean grupos lo más homogéneos posibles para que unos no tengan ventajas sobre otros”. Para ello, se centran sobre todo en la discapacidad visual, pero también en la alteración del campo visual, además de someter a los participantes a una exploración del ojo completa, “que debe cuadrar con la visión que parece tener, para que no haya engaños”, aclara.
Encargados ellos mismos de, llegado el caso, tener que informar a un deportista de que su discapacidad no es lo suficientemente elevada como para poder competir en unos Paralímpicos, señala que “esa es nuestra función, aunque a veces es difícil dar esa noticia porque no va a poder competir, pero si lo hiciera tendría una ventaja importante con el resto de los atletas”. Incide Ruiz-Oliva sobre ese duro trance en que “a pesar de que esto sea un deporte, al final una medalla olímpica supone muchas cosas, no sólo para el deportista, sino también para el entrenador, la federación…”.
Con los paralímpicos gallegos y su colega del CHUS Rodríguez Gacio
En ningún caso se encargan de la clasificación de los participantes con el equipo español “para evitar suspicacias”, aclara Abalo, quien al ser preguntado sobre si han tenido casos de evaluados sobre los que posteriormente se ha descubierto que su discapacidad era menor de la que afirmaban tener, dice que “en principio no , pero también es cierto que nosotros clasificamos previamente a que empiece la competición y luego a veces no la podemos seguir y no tenemos ese feedback”. Reconoce, no obstante, que “alguna vez sí que ha habido algún atleta que se clasificó y luego vieron que se manejaba mejor de lo que parecía, pero no suele ser lo habitual”.
Y pese a que los dos admiten que no suelen recordar los atletas a los que han examinado, a no ser que se trate de patologías especialmente raras o casos extremos, aseguran que seguirán con especial interés la participación de los gallegos desplazados a París, con la vista puesta en su colega del CHUS, la triatleta Susana Rodríguez Gacio, que además es “amiga nuestra” y compite este domingo por revalidar el oro que consiguió en Tokio.
La intención, tanto de Ruiz-Oliva como de Abalo, es continuar con una experiencia sumamente enriquecedora, “en la que conoces a gente muy interesante, con una capacidad de sacrificio y superación increíbles”.